40° 1.2.3 ¿Dónde estás?

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Lianys

Es triste cuando en un abrir y cerrar de ojos todo el panorama que veías perfecto, ha desaparecido totalmente.

Es como si hubieras tenido días luchando para no ahogarte en un mar de aguas oscuras e inciertas y cuando estás a punto de llegar a la orilla donde podrás estar en tierra firme, viene una ola y te hunde por completo.

La familia Ivanov siempre ha pasado por terribles tragedias que dejan heridas en el corazón, el cual quizás no pueda aguantar otro golpe así sea el más mínimo. Sin embargo, yendo en el auto en absoluto silencio vía a Moscú donde mi tío Akem espera a su hija Sasha con ilusión, Arabella y Kaem tienen sus pensamientos en otro lugar. A pesar de que el Boss vaya conduciendo, puedo apreciar cierto dolor en su mirada e impotencia por lo fuerte que agarra el volante.

En cambio la Reina, va en el asiento de atrás viendo por la ventanilla con lágrimas cubriendo su hermoso rostro. No me imagino el dolor que debe sentir una madre al perder un hijo, y tampoco quiero vivir esa experiencia, pero yo no podría ponerme de pie y seguir con mi vida cuando me habrían quitado la motivación de estar en este mundo. Por eso es que Arabella Duarte es conocida como una leyenda en las mafias de todo el mundo por ser una mujer fuerte y con temple porque en cada caída hace que se vuelva a levantar con mayor impulso y más decida que nunca.

Pero desde mi punto de vista, presiento que por un gran tiempo tanto Akem como Arabella estarán en una fuerte depresión.

De un momento a otro, el Boss coloca su mano en mi panza dándole caricias en movimientos circulares aún teniendo la vista fija en la carretera. Mis niñas reconocen el tacto de su padre por lo que comienzan a moverse descontroladamente, tanto así que a través de la tela del vestido se notan los raros movimientos. Puedo ver la sonrisa del ojiazul al sentir a nuestras hijas pero tampoco dice nada y eso — aunque sea muy inconsciente de mi parte — me molesta.

Logro disimular mi enfado tan repentino viendo por la ventana.

¿Por qué me tengo que molestar?

Se supone que entiendo todo lo que ha ocurrido en las últimas horas y que por desafiar a Kaem, estoy nuevamente en Rusia donde juré no volver en años.

Continúo reclamándome mentalmente por todo lo que queda de camino hasta que llegamos a la capital, Moscú. Un montón de recuerdos avasallan mi mente que ocasiona que mi ritmo cardiaco aumente de una manera exorbitante. Recordar como iba por estas calles con el corazón roto por haberme alejado del hombre que siempre he amado pero protegiéndome de ese ser oscuro que en pocas horas me hizo tanto daño y que hasta el día de hoy no puedo dormir tranquila por la imágenes de él encima de mí haciéndome suya a la fuerza.

Frunzo el ceño cuando me doy cuenta que no estamos yendo para la mansión sino para el hospital de Arabella. Cierro los ojos al recordar que Mikhaila está hospitalizada aquí por gravedad y saber que mi tío Akem está esperando a su "niña" rompe en mil pedazos mi corazón.

— Tía, ¿Quieres que te busque una muda de ropa? — le pregunto a la Reina al ver que solo cubre su cuerpo una bata de seda.

— No mi niña, gracias. En mi consultorio siempre dejo ropa cuando me tengo que quedar cubriendo turnos de emergencia.

Me sonríe pero la alegría nunca llega a sus ojos.

Los tres nos bajamos del coche encontrándonos con Jerome el cual ya se había bajado de su camioneta, la mano derecha de Akem, Raúl y su hijo Lukas.

Arabella levanta el mentón ante la vista de todos que nos ven con ojos curiosos, incluyendo a las enfermeras y médicos que se encuentran afuera. Nadie pregunta nada pero se hacen teorías en sus mentes venenosas por el aspecto en el que estamos.

Kaem: Perversión En La BratvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora