Capitulo 5: Reunión

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La puerta se cerró tras sus espaldas, impidiendo ver más de lo que ocurría en la oficina y ahora dejándola con aquella mujer rubia que la alejó de aquel sitio hasta llegar al pasillo que daba a la desolada recepción.

— Tienes suerte que no te haya visto, es un dolor de cabeza cuando se entera que alguien irrumpe sin permiso. No te recomiendo entrar ahora... — Sin disimulo, miró la placa en su pecho con su nombre impreso.— Hanji.

— ¿Estará bien?

Genuinamente preocupada, miró al último pasillo que daba a la oficina.

— ¿Quién? ¿Ese sujeto? — Soltó con incredulidad, tras verla asentir.— No me digas que sientes pena por él, ¿acaso eres nueva aquí? nunca te había visto.

— Algo así, de momento trabajo para Kenny.

— Así que eres una de las nuevas secretarias de las que tanto hablan.

Se detuvo a verla, justamente aquella mañana había oído a otra de sus amigas hablar sobre las nuevas secretarias de  presidencia. No precisamente cosas buenas de ninguna, sólo descripciones físicas y despectivas de ambas.

— Escucha, Hanji. Las cosas aquí son mucho más complicadas de lo que piensas, especialmente para empleadas como nosotras. Ellos nacieron en cuna de oro y tienen a todos comiendo de su mano, mientras tanto nosotras debemos soportar sus gritos y trabajar duro para poder tragar algo de pan al final del día. ¿Creés que es justo?

Con evidente rencor, frunció el ceño y sostuvo con su mano derecha su vientre para luego verla de reojo.

— Estoy cansada, precisamente cansada de él.

— ¿Es tan... malo? — Dijo casi en un hilo de voz dudoso e intrigado.

— ¿Malo?

Nanaba bufó con ironía.

— Es el mismísimo diablo encarnado con metro y medio. Llevo más de un año aquí, pero desde que me transfirieron con él nunca odie tanto a alguien, y creo que es mutuo... — Tras contener el aire en sus pulmones con coraje, suspiró.— ya no soportaré más esto.

Curiosamente, compartían el mismo propósito de dejar la empresa y por la misma persona. ¿Podía Levi haberse vuelto tan mala persona como para que aquella mujer lo odiase tanto?

— Supongo que irás con Pixis. — Dijo la castaña.

— Iré con Kenny, él me asignó a su sobrino así que sólo él puede aceptar mi renuncia. Podemos ir juntas, yo le explicaré las razones por la que él no se presentó a la junta a tiempo.

El retorno a la sala de juntas fue rápido, en cuestión de segundos se encontraban frente a aquella puerta donde podían distinguir las voces de varias personas hablando de forma amena en su interior.

Nanaba tocó la puerta y casi al instante Hitch las recibió con rastros de desesperación en su rostro.

— ¿Dónde han estado? ¿y Levi? — Susurró a Hanji, viendo con discreción a las personas a sus espaldas.

La mesa estaba casi llena, la mayoría por personas cuyo rostro no recordaba haber visto antes. Todas se veían de cierta forma cómodos y agradables, a excepción de una mujer rubia que ocupaba el puesto a la mano derecha del puesto vacío que ocuparía Kenny.

— ¿Quién es ella? — Preguntó Hanji a  Nanaba.

— Oh...

A pesar de su porte firme, notó que su frente se arrugó levemente al toparse con la presencia de la otra rubia.

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