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La sangre goteaba de mi ceja mientras sostenía el pañuelo pegado.

- Joder.- dije mojándolo en agua de nuevo y presionando.

- No entiendo como dejas que te haga esto.- escuche a Nesta desde la puerta. Estaba enfadada, tenía los brazos cruzados por debajo de su pecho y me miraba con desprecio.

- Cállate.- dije cansada de ella.- Si lo hice, fue por vosotras.-

- No me eches encima la culpa de tus errores.- dijo saliendo mientras refunfuñaba.

Eso no era cierto, yo no las echaba a ellas la culpa de lo que me estaba pasando, si me había casado con Dean había sido por mi cuenta y riesgo. La semana después de que Feyre se marchara había aparecido en la ciudad el hijo de un comerciante, se veía que venía de buena familia y tenían dinero. Dean se había obsesionado conmigo, me cortejaba y me hacia regalos, que yo después regalaba siempre a mis hermanas, hasta que un día me pidió matrimonio y yo acepte, aunque nunca le he querido.

Pensando que su dinero ayudaría a mi padre y a mis hermanas decidí casarme con él. Poco después se encontraron los barcos y las riquezas de mi padre, asique de nada sirvió, únicamente para atarme a un hombre que había apostado todo su dinero en el juego y se lo había bebido en alcohol. Al principio Dean me respetaba, pero después de un tiempo se volvió un jugador, borracho y agresivo que saltaba por cualquier cosa.

Esta noche había vuelto después de un par de partidas fallidas, había querido que le diese dinero de la caja de mi padre, pero ya habíamos estado arruinadas una vez, no iba a permitir que volviera a pasar. La situación se puso mal y me siguió hasta la habitación, cuando vio que no iba a conseguir lo que quería me tiro al suelo y me di con el quicio de la mesita de noche.

- Déjame ayudarte.- Elain sujeto el trapo y miró como se estaba hinchando mi ceja.

- Entonces las princesas esas vendrán en tres días.- dije.

Nuestra hermana había llegado pidiendo ayuda hacia unos días, pero yo me encontraba de viaje con Dean, habíamos ido a ver a su padre que era igual de sinvergüenza que él. Al volver las chicas me explicaron la situación, pero mi hermana menor ya había partido.

- Sí, Feyre tiene que llegar pronto.- me dijo terminando de limpiar la sangre de mi cara.

- ¿Está muy mal?- la pregunté.

- No.- mintió y lo supe porque su voz tembló ligeramente.

- Vamos a hacer la cena.- la dije sonriéndola un poco para relajarla.

- Te espero abajo.- escuché sus pasos por las escaleras y retuve una lágrima al verme la ceja.

Me coloqué el vestido y me dirigí a bajar las escaleras.

- Neyza.-

- Hermana.- bajé las escaleras rápido para encontrarme con Feyre que estaba en la entrada. Nos fundimos en un fuerte abrazo y la observé de arriba a abajo.- Siempre has sido preciosa, pero estas radiante.-

- ¿Qué te ha pasado?- preguntó echando la mano a mi ceja.

- Me caí.- dije agarrando su mano y bajándola mientras la sonreía.

- Ya.- frunció el ceño y supe que no me había creído.

- ¿Quiénes son tus amigos?- eché la mirada hacia atrás.

- Este es Rhysand, lord de la Corte Noche y él es Cassian, el mejor guerrero ylirio.- dijo señalando al moreno a su lado y al peli largo de detrás.

- Encantada, los amigos de Feyre son mis amigos.- dije inclinando la cabeza.

UNA CORTE DE VIDA Y AMOR [AZRIEL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora