20 de marzo del 2024, 20:25 - 20 de marzo del 2024, 22:00
Estoy gritando en una habitación vacía que, a pesar de estar llena de gente, solo se oye el eco de mi silencio. Ese silencio que persiste por más ruido que sienta que hago y del cual no puedo escapar por más música que componga. Todos me ven y sonríen conmigo mientras yo los miro a todos y lloro por dentro, sabiendo que si no grito todo el ruido que tengo dentro nunca me verán, porque en un mundo de ciegos solo molesta el que hace ruido. Si ni siquiera yo veo todo el ruido que me callo y todo ese nudo de percusiones chocando entre si, queriendo decir mil cosas sin que se entienda ni una sola mientras las cuerdas de esta guitarra que soy yo están estáticas y la inexistente caja es incapaz de hacer resonar todas esas notas desordenadas que suenan en silencio y gritan en tierra de nadie. Y duele, duele ver cómo no sé qué hacer y no ver que los humanos tenemos boca para hablar y precisamente hablando es la única forma de recibir la ayuda que tanto necesito, pero no sé aceptar. Es difícil hablar y expresar lo que sientes cuando has visto que la única manera de seguir vivo es encerrar todas tus emociones en una pequeña cajita y esconderla en el fondo de ti bajo llave y con un duplicado. Y lo es aún más vivir con el miedo de que por cualquier pequeño error esa cajita se rompa y todo el mundo pueda ver el profundo vacío lleno de todo tipo de emociones que tienes, como si fuera un agujero blanco de años y años luz de distancia. Aunque supongo que es normal, viniendo de mí. Yo, una persona que antepone a los demás antes de ella, yo, una persona que siente que tiene que ayudar a los demás para valer la pena, yo, una persona que parece totalmente transparente cuando es probablemente el ser más hipócrita que ha pisado la tierra, yo, una persona que por más que lo intenta y lo intenta no es capaz de creer que realmente vale algo y merece la pena aunque no aporte una mierda a los demás, yo, una persona que por más que sonríe y sonríe no es capaz de ser feliz consigo mismo y para la cual ser feliz es no sufrir mucho y no sonreír sin razón, yo, una persona que no se considera persona. Pero en verdad no es tan malo, creo que es un don que tengo, las cosas no me afectan tanto como a los demás. Cuando otras personas se han suicidado por bullying, yo solamente lo intenté una vez en toda mi vida y ni siquiera lo descubrió nadie. Otras personas tienen pensamientos suicidas y se autolesionan a diario, van hasta arriba de pastillas para seguir el ritmo de la vida y ser lo que el resto espera de ellos. Pero yo he seguido adelante y, aunque alguna que otra vez a lo largo de mi vida si que se han dado cuenta de que algo malo me pasaba, han sido 4 ocasiones contadas y no se han extrañado ni un poco cuando les dije que estaba perfectamente. Me enorgullece admitir que creo tener menos emociones que el resto del mundo. Que a los 15 años colme un poco el vaso es normal, es solo porque se me ha metido en la cabeza que puedo contar con más personas. Siempre he tenido la sensación de que se me pegan las manías de los demás, y como todo el mundo se desahoga conmigo porque sé escuchar y doy buenos consejos, ahora cuento alguna que otra cosa, y eso es un error, soy plenamente consciente. Sé que todo el mundo me dice que sí y que hable las cosas, pero eso es una gilipollez. ¿Quién más que yo va a entenderme? Nadie, no me entiendo ni yo muchas veces. Siento que ni siquiera puedo contar conmigo muchas veces, pero a la vez soy la persona más confiable que tengo y me amo, amo tenerme para mí y poder llorarme siempre que me sienta mal y este solo. Amo verme como si fuera otra persona, y lo mejor de todo, una persona que me escucha y sabe perfectamente qué decir y la sensación que dar para que me sienta mejor. Esa persona no sé quién es, pero sé que es la persona en la que más confió. Cuando era pequeño ya veía esa persona, pero aunque parecía una persona real exacta a mí, era un ser sin forma. Le llamé "Nomed" y crecí manteniéndolo oculto a los demás, pero dibujándolo siempre que podía. Nomed era totalmente impredecible, podía ser que cometiera un error y me avanzara y me dijera que no pasaba nada, pero perfectamente podía repetirme todas las cosas que hice mal desde que nací. Me daba miedo confiar en mí mismo y no sabía si pensar en algo, porque me daba más ansiedad pensar en cómo podía reaccionar que el pensamiento en si. Era la persona más impredecible que haya pasado alguna vez sobre la tierra y no era consciente, creía que era normal o que simplemente yo en si estaba totalmente mal, ambas a la vez. Ahora ya me he dividido en dos, Nomed, que me quiere, me cuida, valora, soporta, guía y seco mis lágrimas por pocas que haya soltado. Y yo, esa persona que me desprecia, odia, discrimina, denigra, insulta, menosprecia, critica, juega, castiga y solo siente pena de si mismo como se ve al espejo y, en vez de verse a si mismo, ve una niña pequeña por la que sí siente empatía y pena. Y no sé por qué una niña, pero sí sé que solo siento pena y empatía por mí cuando en ve de verme a mí al mirar un espejo veo una niña de unos 6 o 7 años con un vestido azul y blanco roto y manchado y su peluche lleno de parches e igual de sucio que el vestido, y va descalza, porque hasta los zapatitos rosas que llevaba le oprimen. Esa niña no sabe quién es ni por qué se siente así, pero solo aparece cuando no puede ni ver ni respirar por culpa de las lágrimas y mocos. No sé quién es esa niña, no sé su nombre, no sé quiénes son sus padres, no se dé que color son sus ojos, no sé por lo que ha pasado, no sé si quiere vivir, no sé si ella ha tenido un hombro en el que llorar, no sé si está limpia o no, no sé si se quiere o no, no sé si sabe leer o no, no sé si es virgen o no, no sé si le gusta dibujar o prefiere pintar, no sé si duerme con todos los peluches que tiene por miedo a que se sientan mal, no sé si tiene más peluches aparte del que siempre lleva, no sé si ese peluche tiene nombre, no sé si sabe que el tiempo pasa, no sé si alguna vez ha visto un móvil, no sé si alguna vez se habrá dado un baño, no sé si sabe lo que es un chupa chup, no sé si alguna vez ha probado una galleta de chocolate, no sé si ha cantado "El pollito vio" a viva voz mientras bailaba como si nadie la mirara, no sé si alguna vez alguien la ha mirado, no sé si alguien más que yo sé de su existencia. Me gusta pensar que es como un lapislázuli, una mancha azul con toques dorados que no sé si ella ve. Pero supongo que nunca podré saber mucho de esa niña o si la conozco, a lo mejor solo es una visión que he creado para tener un poco de lástima por mí mismo. Quizá solo estoy loco y todo lo que he dicho en este pequeño testamento que he escrito es solo un intento desesperado por ordenar todo el ruido que llevo dentro y que por más que lo intento siento que, aun con todo lo que he conseguido ordenar medianamente y escribirlo aquí, no es ni la mitad de lo que corre por mis venas.
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Las mil caras de un pequeño diamante
DiversosTodos alguna vez hemos visto un diamante, ¿no? Bien, pues lo que probablemente no has pensado es que por cada cara exterior que tú veas tiene una cara interior, una cara que refleja una historia jamás contada. Cada una independiente de las demás, pe...