Decisiones y consecuencias II

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La tarde iba cayendo, y al parecer iba a llover porque truenos empezaron a oírse. Estos ruidos despertaron a Kagome que se asustó.

—Miko —hablo Jaken que habia ingresado rápidamente en su habitación— el príncipe ha llegado con su padre, la esperan en el despacho.

Oír esas palabras formaron un nudo en su corazón, si Jaken no le informaba ni enterada que aquellos dos estaban ahí. Ahora se daba cuenta que en verdad habia sellado de manera correcta su poder de miko. Era una humana común y eso le causaba temor por el hecho de no poder protegerse.

Kagome respiro muy hondo y se puso en pie, a su encuentro venia Sango que la tomo por la mano.

—El Príncipe te aseguro que te protegería, no debes temer. Además, también estaré cerca, así que debes ser fuerte —consolaba la que ahora era su amiga y acto seguido dio un abrazo.

Luego de esto la miko camino algunos pasos hasta la puerta donde se hallaban ellos dos y en ese momento, Sesshomaru abrió la puerta.

—El esta adentro, estaré contigo, si es tu deseo —hablo viendo como la miko meneaba la cabeza.

En las horas de ausencia de Sesshomaru, la miko ya habia tomado su decisión. ella debía ser fuerte, vencer sus miedos y traumas. Y uno de ellos era afrontar al temible Toga. Por eso trato de mentalizarse y afrontar lo que debía pasar.

—Lo agradezco, pero debo hablar a solas, en caso que las cosas vayan mal te llamare —en ese momento ingreso al despacho.

Sesshomaru solo observaba y no se movería de aquella puerta.

Para este momento los truenos seguían cayendo, las velas que alumbraban el lugar parpadeaban por el viento y ahí estaba Toga, mirándola asombrado, el sintió que su corazón se aceleró. Verla a ella le hizo sentir alegría porque pensó que jamás la vería de vuelta y por otra parte sintió colera por lo que habia hecho con ella, pero en medio de todo ahora despejaba el misterio del porque jamás la volvió a ver.

—Miko, yo debo pedirte perdón por lo que aconteció aquella vez —empezó ante la mirada y silencio de Kagome—. Sé que ahora te encuentras embarazada, pero debes saber que aquel día no fui yo quien te hizo tal daño, fue mi bestia que tomo control sobre todos mis actos. Pero ahora quiero corregirlo y que me perdones. Jamás hare nada contra tus deseos —dijo serio mientras dio algunos pasos hacia Kagome que se mantuvo inmóvil.

—He oído todo lo que has dicho, pero lo absurdo que encuentro es que me digas que tu bestia fue el culpable absoluto del daño que me has hecho —respondió con odio palpable, mientras lo miraba— es irónico que alguien con tu poder y reputación salga con esa justificación. Me causaste un daño irreparable, solo quería curarte y que vivas, pero tú me hiciste todo esto y no me importa que digas que fue tu bestia porque bien sabes que los dos son uno mismo, los dos viven en el mismo cuerpo, tu debías controlarlo y no al revés. Ahora por culpa tuya me encuentro en un tiempo que no pedí y peor aún embarazada de un hijo que no consentí —hizo una pausa para respirar porque si no sería capaz de golpearlo—, por mi mataría este hijo, pero ya vez que mi vida se acabaría si lo matara —escupió todo aquello que traía en la garganta, dejando avergonzado a Toga.

—Solo te digo lo que es cierto —dijo dolido porque no le creyera y más con vergüenza por ser alguien débil ante su bestia— pero hay algo que debo confiarte para que me creas —hizo una pausa y bajando su rostro a la altura de Kagome hablo— he sellado a mi bestia, el poder que tengo ahora es el mínimo. Eso lo hice a raíz de lo que te hizo.

—¿Debo agradecerte entonces? —se burlaba Kagome—. Esperaste que tu bestia llegara a tal punto para tomar medidas. ¿Acaso no temes que cuente tu secreto a tus enemigos? —vio que Toga iba a responder, pero se adelantó—. En verdad no tengo interés de contarlo a alguien, no intervendré para que algún enemigo ayudado por mi acabe contigo. Mi venganza, vendrá solo de mi —pensó esto para sí misma.

Bien por MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora