Capítulo 8

8 2 0
                                    


¡¡Hola Hola!! voy a estar unos días fuera así que os dejo 2 capítulos más...¡¡cada vez más intensos y calientes!! 



NINA

Desde que Beltrán intentó violarme, he intentado ser la misma pero no lo soy, algo ha cambiado en mi interior. Siempre he estado acostumbrada a que los chicos me dijeran guarradas, intentarán algo conmigo o incluso alguna vez me hayan intentado meter mano, es algo que la mayoría de mujeres por desgracia sufrimos en esta sociedad tan machista. Me pregunto si yo me lo he buscado por enviar la imagen desnuda a Peter, me pregunto si soy la culpable de que me ocurran estas cosas, pero luego me digo a mi misma que no lo soy, la culpa es de ellos, yo soy libre de hacer lo que quiera y nadie tiene derecho a hacerme nada que yo no quiera.

El mismo domingo que me fui a mi casa después de comer en casa de los Santana, me metí en mi habitación no podía dejar de darle vueltas, me apetecía denunciarlo me apetecía gritarlo a los cuatro vientos, que todo el mundo supiera que clase de animal es Beltrán, pero no podía, no podía dejar que mis padres se enfadaran con sus amigos, que nuestra familia fuera señalada por todo el mundo y que además todo quedara en nada por ser hijo de un cargo policial importante. El saber que tenía que quedarme callada, me fastidiaba más que cualquier cosa, me costaba dormir, me costaba respirar, me costaba mirarme en el espejo...estaba comenzando a tener como una especie de ansiedad, así que cuando mis padres estaban en la cama, salí de mi casa a dar un paseo, me daba miedo ir sola por la calle de noche, pero necesitaba que me diera el aire, así que caminé un buen rato vestida con unos simples tejanos pitillos una camiseta básica de manga corta y unas converse blancas. Fui caminando hasta un parque, allí había un grupo de chicos y chicas con sus motos y su música sentados en uno de los bancos, yo decidí sentarme sola en uno de los bancos que estaba vacío. Esa gente daba verdadero miedo, pero ¿qué más podían hacerme? no llevaba nada de valor encima, ni siquiera llevaba el teléfono, no podían robarme nada ni tampoco sabían que yo pertenecía a una de las familias más ricas de la ciudad. Me senté en el banco mirando al suelo intentando no pensar en nada, uno de los chicos comenzó a cantar, era un estilo rap y cantaba letras duras sobre la pobreza y el dinero, también hablaba del desamor y aunque la mayoría de palabras de su canción eran insultos me llamó mucho la atención, no podía dejar de observarlos disimuladamente, mientras el chico rapeaba yo estaba en el banco apoyada con los codos en mis rodillas escuchando la letra de la canción, hasta que un chico de ese grupo se acercó a mí.

- ¿Oye estás bien? - me preguntó con educación.

Me sorprendió que se dirigiera a mí de esa manera, aunque no voy a negar que en el fondo tenía miedo de que después de preguntarme, me sacara una navaja o algo por el estilo.

-Eh... sí, he tenido un mal día nada más. - le respondí.

-Yo soy Francis, encantado, si quieres puedes venir con nosotros estamos cantando un poco para sacar los problemas y no guardárnoslo dentro que es donde duelen. - me ofreció amablemente.

Me gustó lo que dijo así que accedí a sentarme con ellos, me cayeron todos bien y por un momento estuve con ellos, escuche sus letras, sus duras letras, empatice con ellos al ver que no era la única que tenía problemas. Después de un buen rato, Francis se ofreció a llevarme a casa, me subí a su moto sin pensarlo, me dieron igual sus apariencias, eso sí... le pedí que me dejara en otro lugar, no quería enseñarle cuál era mi casa, no quería que supiera el dinero que tenía, primero por seguridad y segundo porque todas las letras de las canciones remarcaban el dinero y las clases sociales. Cuando me dejó en el lugar que le pedí, me dijo si quería volver a quedar con ellos, que se juntaban cada día en diferentes sitios para rapear, así que estuve quedando con él y con sus amigos algunos días. Ninguno de ellos estudiaba ni trabajaba, sabía que se dedicaban a la delincuencia, pero me daba igual, me sentía cómoda con ellos y fui unas dos o tres veces con ellos. Falté a clase, pero es que necesitaba despejar mi mente y solo con ellos lo conseguía, me daban igual las consecuencias con mis padres y tampoco voy a negar que me gustó llamar la atención de Rodri, comenzó a preocuparse por mí y me gustaba, pero su protección comenzó a inclinarse hacia el control, dejó de chincharme constantemente como siempre para estar pendiente y preocupado de mí.

Nadie duele para siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora