EL CASTIGO DE LA SOBERBIA

Capítulo 2: El Encuentro en el Bar.

**Capítulo 2: El Encuentro en el Bar**

La lluvia seguía cayendo cuando entré al bar. Las luces tenues y el murmullo de las conversaciones me envolvieron. Mi ropa empapada pegada a mi piel, y mi orgullo herido se mezclaba con el aroma a whisky y cigarrillos.

En una esquina, la vi. Emma. Su cabello pelirrojo brillaba como las llamas de un fuego sagrado. Su piel blanca parecía iluminada desde dentro. No era solo hermosa; irradiaba una energía que me atrajo como un imán. Pero mi ego y soberbia me mantenían a distancia. ¿Por qué debería acercarme a ella? ¿Qué podría ofrecerle un ángel caído?

Me senté en la barra, tratando de ignorarla. Pero mis ojos siempre volvían a ella. Bebía sola, con una sonrisa en los labios. ¿Qué tipo de persona sonríe en un mundo tan complicado? Me intrigaba.

El camarero me sirvió otro vaso de whisky. "¿Problemas, amigo?" preguntó. No sabía por dónde empezar. ¿Cómo explicar que era un ser celestial desterrado, con siglos de experiencia pero sin un centavo en el bolsillo?

Finalmente, me levanté y caminé hacia Emma. Mi corazón latía con fuerza. "Hola", dije, tratando de sonar casual. "¿Puedo invitarte a un trago?"

Emma me miró con curiosidad. "Claro", respondió. "No todos los días un hombre que parece que le rompieron el corazón se acerca a mí en un bar". Su risa era como campanas tintineantes. "Soy Emma".

"Yo soy Gael", dije, sintiendo cómo mi ego se debilitaba. "Un placer conocerte".

Charlamos durante horas. Emma no juzgaba mi falta de éxito humano como lo solían hacer el resto de las personas en la tierra. Hablamos de sueños, de arte, de la belleza oculta en las pequeñas cosas. Ella compartió historias de sus viajes y sus pinturas, y yo escuché con asombro. ¿Cómo podía alguien ser tan positiva en un mundo tan oscuro?

"¿Y tú, Gael?", preguntó Emma. "¿Cuál es tu historia?"

Guardé silencio. No podía decirle la verdad. "Soy un soñador", respondí. "Un hombre que busca redimirse".

Emma sonrió. "Entonces, Gael, sigamos soñando juntos".

Y en ese momento, supe que había encontrado algo más valioso que cualquier habilidad celestial: la habilidad de interesarme en una humana sencilla y encontrar algo de paz en ella.

**Continuará...**