Capitulo 1: El primer dia

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Era un día como cualquier otro para los Devil Hunters, el sol brillaba cálidamente sobre la ciudad de Tokio acompañado de una suave brisa que revoloteaba las hojas y la basura que decoraba las calles; el más fuerte de todos ellos Kishibe se encontraba en silencio en medio de un cementerio lleno de lapidas que se extendían hasta donde alcanzaba la vista, bebiendo de su petaca mientras esperaba a aquella persona.

—Me pregunto cómo se verá ese niño, matar a cinco cazadores de la tercera división es impresionante cuanto menos —Exclamo aquel hombre de cabello canoso y rostro magullado, aguardando con paciencia la llegada de su próximo juguete.

No paso mucho tiempo para que su jefa la señorita Makima se hiciera presente guiando a un muchacho de aspecto común hasta el experimentado cazador; Kishibe logro ver al chico a través del reflejo de su pulida petaca, no teniendo ninguna opinión al respecto, este se veía como cualquier otro adulto joven, ni muy alto ni muy bajo, no tenía un físico impresionante pero tampoco se veía como un debilucho, era genérico en todos sus aspectos, las dos únicas cosas que lo hacían resaltar era un ridículo gorro de lana que simulaba la cara de un perrito, contrastando con el uniforme formal que llevaba, perfectamente planchado y ordenado, eso y sus enormes ojeras tan pronunciadas y oscuras que eran visibles incluso a través de su reflejo.

Las tres personas se quedaron en absoluto silencio, no parecía que hubiera ningún tipo de tensión entre alguna de las partes, simplemente nadie tenía ganas de iniciar la conversación.

—Buenas tardes, me llamo Ko... —Fue lo que dijo el novato intentando romper el hielo solo para ser callado por Kishibe al levantar un dedo.

—Cállate y contesta mis preguntas —Dijo Kishibe con voz seca dejando al novato sin palabras —¿Sientes remordimiento por los devil hunters que mataste?

—Pues sí, un poco —Respondió el joven con fluidez agachando un poco la cabeza al sentirse culpable —Pero fue en defensa propia... aunque eso no justifica nada.

—¿Lo harías otra vez? —Cuestiono Kishibe sin siquiera darle tiempo de procesar su pregunta anterior.

—Pues la verdad yo...—Dijo el chico con dudas, mirando a Makima como si esperara que ella le dijera que contestar, pero solo recibió una sonrisa desinteresada y un asentamiento de cabeza —Si lo haría otra vez, si eso significa salvar vidas inocentes —Dijo con una seguridad que parecía salida de la nada.

—Última pregunta ¿Estas de lado de los humanos o de los demonios?

—Estoy del lado de los débiles, de aquellos que no pueden defenderse —Respondió Koji ni corto ni perezoso no dudando ni un segundo a diferencia de antes.

Kishibe soltó un pequeño suspiro antes de dar media vuelta haciendo contacto visual con el nuevo recluta.

—Tu estas reprobado —Clamo con indiferencia bebiendo otro trago antes de guardar el recipiente —Yo entreno asesinos de demonios no niños que quieren ser Superman.

—¿Reprobado? ¿Desde cuando querer hacer lo correcto es sinónimo de ser débil? Creo que debería cuestionarse su moral —Expreso Koji con enfado apuntando de manera inquisitiva al veterano cazador, el cual ni siquiera se molestó en responder.

—El chico tiene un potencial impresionante, por favor pula lo que sirva y deseche lo que no —Dijo Makima con voz relajada, despidiéndose de ambos, abandonando el lugar sin hacer alboroto.

Ninguno de los dos hombres se dignó en despedirse de la pelirroja, estando en un concurso de miradas que parecía podría extenderse hasta el anochecer; sin dar ninguna señal de advertencia Kishibe lanzo uno de sus cuchillos a la cabeza del joven siendo este detenido por un demonio que salió de la absoluta nada, el demonio de aspecto perruno había protegido al novato con su cuerpo, acabando con el cuchillo clavado en su abdomen.

—Ah, mierda ¿Por qué tenías que hacer eso? —Bramo Koji visiblemente molesto y dolido tocándose el abdomen con respiración pesada a pesar de estar completamente ileso

—Así que estas conectado a nivel profundo con tus demonios, puedes usarlos para evitar heridas, pero aun así te dolerá —Dijo Kishibe con gesto evaluativo observando como aquel demonio perro regeneraba la herida provocando que el novato también dejara de quejarse del dolor.

—No me digas cosas que ya se —Gruño Koji antes de que el demonio se esfumara como si fuera humo de tabaco.

—Te ganaste tu derecho a vivir; me llamo Kishibe me gustan las mujeres, el alcohol y asesinar demonios.

—Y yo me llamo Koji, me gustan las chicas, el café y pasar la tarde en casa —Respondió imitando de forma sarcástica la pose del otro cazador.

—Se quién eres, o al menos se lo suficiente como para estar seguro que ese cuchillo no te iba a matar, el "Demonio Rey" siempre va con sus súbditos ¿no es así?

—Si tienes razón, aunque duele de igual manera —Dijo Koji con una mano en la nuca, con aquel fuego desafiante apagándose de a poco, solo dando paso a la curiosidad sobre la imponente figura que tenía frente a él.

—Todos en seguridad publica saben de tu contrato con el demonio rey, eres capaz de poner a los demonios bajo tu dominio, invocándolos a tu conveniencia para que peleen tus batallas.

—Pues sí, pero ellos no son marionetas que responden a mis órdenes, debo mantenerlos contentos para que obedezcan o de lo contrario podrían revelarse, un rey solo vive porque sus súbditos están felices —Explico Koji con sinceridad dando unos pasos hacia Kishibe de forma cautelosa —Por eso solo tengo dos demonios bajo mi control, hasta que no me sienta capaz no planeo ampliar mi "reino".

—Y la forma de atraer nuevos vasallos es... —Exclamo Kishibe mostrando algo de interés por las habilidades su nuevo perro, viéndose útiles por lo menos.

Al escuchar la pregunta Koji dio unas cuantas arcadas, moviendo la saliva en su boca rememorando aquel evento que lo había traído aquí en primer lugar.

—Debo comerme su corazón y si, es tan desagradable como suena —Exclamo con asco sacando una paleta de caramelo de su bolsillo para quitarse el nauseabundo sabor de boca que aun después de varios días seguía presente.

—Escucha, un chico como tú no va a durar mucho aquí —Dijo Kishibe tocando una de las lapidas que tenía cerca —Los buenos son los primeros en morir, solo los locos como yo tenemos el privilegio de seguir respirando. Aun así, voy a convertirte en la versión más dura de ti mismo, lo suficiente para estar orgulloso el día que te vayan a enterrar— Exclamo Kishibe antes de abalanzarse con su cuchillo hacia el novato el cual apenas pudo reaccionar al ataque usando a su otro demonio, una con forma de paloma malformada de gran tamaño, el cual fue capaz de bloquear el golpe con su garra.

—Tu primera prueba va a ser evitar morir hasta el anochecer —Dijo Kishibe dando inicio al primero de muchos días de entrenamiento.

Chainsaw Man: El heroe que nadie pidio ni necesitabaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora