-Miras a todos como piezas de ajedrez, Travis - Rose parecía algo molesta pero también curiosa por la manera que su amigo era tan indiferente a las personas de su alrededor.
- No miro a todos como piezas de ajedrez - suelta de pronto el chico con u...
—Miras a todos como piezas de ajedrez, Travis — Rose parecía algo molesta pero también curiosa por la manera que su amigo era tan indiferente a las personas de su alrededor.
— No miro a todos como piezas de ajedrez — suelta de pronto el chico con una pequeña sonrisa en sus labios aunque había melancolía en esa pequeña sonrisa — No a ellos.
— ¿Ellos?
Travis le mostró una sonrisa astuta como si estuviera perdido en sus recuerdos.
— Si, ellos…
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— Nadie le puede ganar a ese doncel en un juego de ajedrez. — los susurros de los soldados se escuchaban desde su carpa, Travis rodó los ojos al escuchar las palabras de sus hombres.
— Shawn, ¿Sabes a lo que se refiere el escuadrón?
Su primo guardó unas partituras en su maleta mientras movía su cabeza varias veces sin entender muy bien.
— Creo que se refieren al doncel de la casa 'C'era una volta'. Supuestamente, es el doncel más bello del barrio rojo. Aunque no ha estado con nadie, todos van a él porque jugar una partida de ajedrez con él es una experiencia exuberante, sin mencionar que su actitud es fría como el hielo en todo momento.
— Mucha expectativa.
— También pienso eso.
Travis vuelve a ver a su primo, una torre, inteligente en cualquier momento pero a veces torpe, incapaz de ser alfiler, pero con la fuerza de una bestia, digno de su familia.
— Bien, será interesante una partida con ese doncel.
Shawn lo miró directamente sin entender nada realmente, pero al observar la sonrisa de su primo solo se encogió de hombros, no era de su incumbencia de todos modos.
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Tenía que admitir que el lugar era enorme, con vistas impresionantes y colores tentadores que incitaban al deseo. Sin embargo, a sus ojos todo aquello resultaba aburrido, casi monótono. Hasta que vio una multitud rodeando una mesa. No eran las personas con rostros de fichas de juego lo que captó su atención, sino el chico vestido con telas finas y elegantes. Sus ropas azules como el invierno combinaban con su cabello azul y sus ojos esmeralda. Nunca antes había visto el rostro de una persona por su condición, pero verlo a él jugando al ajedrez con una sonrisa arrogante y una mirada desafiante era suficiente para que supiera que se había enamorado de ese chico.
