3° Cuento: El verdadero Mysterion de la ciudad.

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Nuestro personaje existió hace muchos años, en una ciudad común y corriente como las que hay ahora, pero esta tenía la particularidad que había un superhéroe enmascarado que la protegía por las noches, una sombra que llevaba consigo la justicia y la paz.

Nunca habló, nadie sabía su identidad y por esa misma razón la ciudad le apodo con el nombre de "Mysterion" un chico tan misterioso y al mismo tiempo conocido por todos pues su traje de color morado con ese signo de interrogación nuevo que se puso en el pecho era le símbolo de la esperanza de aquella ciudad.

Todas las noches peleaba por el bien contra múltiples villanos como la pandilla del doctor Caos, Coon y sus amigos o los chicos góticos, sin embargo, siempre salía victorioso a sus batallas pues había desarrollado un super poder, la inmortalidad.

Lamentablemente, esto solo pasaba por las noches, él era un héroe solo desde que se ocultaba el sol hasta que salía en el extremo opuesto, pues, después de esto el chico seguía con su patética vida de civil, la cual odiaba tanto como está a él.

Kenneth McCormick era el hermano del medio de una familia pobre; su hermano mayor Kevin era un narcotraficante como su papá; su hermana Karen era una niña de secundaria que, aunque linda, era extremadamente antisocial y su madre, bueno, digamos que apenas y existía para ella.

La vida de Kenny era horrible en el día, siendo considerado el pobre de su preparatoria y el bicho raro de la misma, la gente le tenía asco y a veces incluso le hacían bromas pesadas haciendo que tuviera que tragarse su orgullo para no reventarle la cara a todos, porque, aunque podía hacerlo, no era ese tipo de persona.

El aun creía que podía enseñarle al mundo que la gente cambiaba, que las personas eran mejores unos con otros y que siempre se podía salir adelante aun cuando las circunstancias estuvieran en su contra, cosa que le costaba la reputación de "pobre iluso" la cual cada vez se le hacía más pesada a sus hombros.

Un día en especial, cuando Kenny iba de camino a su escuela se encontró con su único amigo que aun lo apoyaba, un rubio como él, pero de ojos celeste con su chamarrita azul que lo esperaba en el mismo lugar de siempre. Su nombre era Leopold, un chico algo asustadizo y torpe, que se ganó el apodo de "Butters" desde la primaria y, aunque odiaba que le dijeran así ya estaba acostumbrado.

-Hola Kenny. -Dijo el rubio mientras este esbozaba una sonrisa y lo saludaba para ir ambos juntos a la escuela, solo eran ellos dos contra el mundo y, principalmente contra Cartman que, apenas llegaron ya los estaba esperando para joderlos.

- ¡Miren, la pareja de maricas ya llegó! -Grito el chico haciendo que todos les empezaran a chiflar mientras ellos por la pena solo bajaban la cabeza.

Eric Cartman era un narcisista, estúpido y clasista chico quien también para rematar era el bullying de la escuela, un verdadero dolor de culo para cualquier persona que no entrará en su lista de amigos y, siendo realmente sinceros, hasta para sus amigos era un maldito dolor de cabeza.

En complexión solo era un chico robusto de un peso descomunal con problemas en casa que adoraba ser el centro de atención y lastimar a otros, junto con sus otros dos amigos; Kyle Broflovsky, un judío "moralmente correcto" que solo amaba estar discutiendo con todo el mundo; y Stan Marsh, un alcohólico fuckboy.

Kenny solo veía esos chicos con lastima, era increíble que alguna vez, en la primaria y parte de la secundaria hubiera sido amigo de ellos tres, era increíble ahora para él pensar que hubo un tiempo que pudo haber vendido su alma para ayudarlos y, ahora, ellos no les temblaba el corazón para hacerle bromas tan pesadas: como ponerle ratas a su mochila o arruinar su comida.

Todo mundo se reía mientras Leopold y Kenny pasaban la multitud por aquella broma que era la más recurrente, el que decían que tenía una pareja con Butters. Cosa que a Kenny no le molestaba, sabía que era mentira, pero como odiaba Leopold aquellos rumores, porque él era algo homofóbico por orden de su padre, un hipócrita de doble moral que bien conocía el rubio de parka naranja desgastada.

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