Blue Invasion | Purinz

I

Chaewon encontraba su lugar seguro en las películas. Esto no negaba la presencia de sus familiares y amigos que sí le construían un lugar al que llamar "casa", pero el cine era el único lugar en el cual podía sentirse a gusto.

Tanta plenitud, tantas buenas historias que sucedieron, que están por suceder o simplemente nunca sucederán. Esa satisfacción que se acumula en su cerebro cada vez que ve una buena película es su motor del día a día, ver actores y actrices ejecutar roles complicados, guiones tan elaborados, imágenes y escenografías hermosas, música impresionante de fondo, y más. Todo eso en su conjunto, le ponían los pelos de punta.

Por lo mismo siempre se dedicaba un día de la semana para ir al cine y comprar un boleto a la película que llamará más su interés; a veces en compañía, pero la mayoría de las veces iba sola, y en horarios no muy transitados, por lo que la sala del cine era prácticamente suya.

Ese día resultaba definirse como el Sábado, y justo hoy, era aquel día tan esperado por la rubia. Su ritual semanal.

Había escogido una película histórica, específicamente sobre el período de invasiones japonesas en Corea en el siglo XVI. Empleadas por Hideyoshi, conocido como el "señor de la guerra" en Japón, con una meta ambiciosa de conquistar la China Ming, a través de una invasión arrasadora en los territorios del reinado de la dinastía Joseon.

Si bien la sinopsis no daba muchos detalles, había leído que la película tomaba un enfoque más interno, donde se vería en primer plano el razonamiento y actuar del Rey Seonjo, el Emperador Wanli y Toyotomi Hideyoshi.

Entró a la sala de cine con palomitas en su mano y en la otra una botella media llena de agua. Nunca se atrevía a llenarla por completo, ya que sin darse cuenta bebería todo el líquido y sus ganas de ir al baño serían traicioneras durante el transcurso de la película.

Se sentó al medio de la sala, rodeada de adultos y algunos jóvenes. Al ser una película sobre guerra, era esperable la escasez de infantes dentro del salón; de cierta manera Chaewon lo agradeció. Ver películas con niños presentes puede llegar a ser muy frustrante con sus llantos y gritos.

Apagó su celular para disfrutar de la película sin interrupciones, y como un traspaso de realidades, se dejó absorber por la pantalla, dejándole de importar todos sus alrededores a excepción de la trama en muestra.

Comenzó con una breve introducción de como el general Toyotomi Hideyoshi había obtenido su posición y título como el señor de la guerra en Corea. Se posicionó como líder militar en 1582, donde el poder que cayó en sus manos fue tan tentador, que no pudo evitar sus ambiciones sugerir la construcción de un imperio poderoso, el cuál estaría bajo sus propios mandos.

Y lo más importante: requería de invadir países vecinos para obtener el poder del Imperio Ming. Siendo el principal victimario, Corea.

Su plan consistía en conquistar el gran territorio Chino, pero para ello debía traspasar tierras coreanas, que para infortunio suyo, Corea era país vasallo de China, por lo que se negó ante la petición del general Hideyoshi.

La negación del libre tránsito por la península de Corea trastornó al señor de la guerra, se conocía de su carácter paranoico, que solamente consiguió exacerbarse al planificar estrategias bélicas tan cegadas por codicia. La paranoia que lo manejaba constantemente, no solo fue un aspecto positivo que lo mantuvo a salvo de sus enemigos, sino que también trajo consigo aspectos perjuciosos; solía pensar que sus cercanos, incluidos su sobrino y principal heredero, conspiraban contra él, por lo que los envío al extranjero.

En abril de 1592 Hideyoshi reunió una enorme fuerza de ataque de 158.000 hombres y una flota de 9.200 marineros, flota conformada principalmente de piratas despiadados. Como reserva tenía otros 100.000 hombres armados en el norte del país, números que arrasaron con millones de habitantes coreanos.