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– Paciente... Eh.. – Dejó de hablar aquella enfermera y llevo su vista al portapapel para retomar nuevamente nombre de la persona.
–¿Yuuji Itadori...? – Nombró la mujer y alzo su vista ante todas las personas que esperaban su turno para ser atendidos.
– Huh, ¿si...? – Aquél chico peli rosa se levantó y fue hacia la enfermera vestida con aquel típico traje de trabajo. La bata blanca con pans azules
– Bien jóven, el doctor lo espera en su consultorio. Acompañeme por favor. –
Dio un pequeño asentamiento con su cabeza y empezo a caminar atrás de la señorita, pero con cada paso que daba su corazón dejaba de latir, y esque no sabía lo que pudiera decir el doctor, sabía que si el doctor le decía cualquier cosa peligrosa de su estado de salud estaría en un estado delicado, aunque eso no era todo, su hermano todavia no sabía nada de esto, eso era lo que más lo traía aterrado.
Tomó un poco de aire y se animó mentalmente para que todo saliera bien.
– "Tranquilo Itadori, veras que todo saldra a la perfección ¡Si a la perfección!, solo... Se fuerte un poco más.." – Pensó y a la vez regalandose una pequeña sonrisa motivadora a el mismo, aunque sinceramente algo en si mismo le decía lo contrario. – Todo va a estar bien, solo deja de pensar, seamos fuerte por nii-chan, ¡Itadori Yuji! –, Esta vez se regaño. Lo iva a volver hacer de nuevo para sacar todas esas cosas negativas, pero aquella voz femenina lo saco de sus pensamientos negativos, agradecido estaba con la enfermera.
– Por aquí por favor. – la dama señalo una puerta de color mármol que estaba en frente de ella, dando de entender que pasara el chico de ojos avellanas.
Abrió la puerta y le dio paso al chico para que entrará.
Antes de retirarse hizo referencia y se fue del lugar dejando al joven y doctor solos. – Compermiso. –
– Joven.,–
Solo un silencio hueco era lo único que permanecía en el sitió..
– Tome haciento, por favor. –
El no respondió y solo camino hasta la silla, tomando haciento como lo ordenó el mayor. Observó como el doctor saco un sobre del cajón de su escritorio. Miro nuevamente, pero ahora el sobre, viendo que tenía su nombre, RESULTADO DE ANÁLISIS, ITADORI YUUJI, al leer su dichoso nombre, sintio como una gota de sudor escurrió por su mejilla, haciendo que tragara un poco de su saliva, tenía miedo lo admitia.
– Bien Joven, estos son los resultados donde le muestran que tan avanzada esta su enfermedad, por favor leela. –
–O..Okay. – Tomandolos tan rápido pero a la vez lento de las manos del hombre la abrió y cuidadosamente como si de una cosa valiosa se tratase. Metió su mano y sacó el papel y leyó con su vista aturdida; tenía miedo de leer todo lo que estaba escrito en aquel pedazo de papel que tenía en sus manos, lo sabía. Estaba más que espasmado sus manos sudadas y rostro pálido tanto que estaban empezando a arder sus ojos dorados.
