Jimin Got JungCock's Jams // [parte v: jikook]

Jimin Got JungCock's Jams.

El ambiente en el dormitorio de los Bangtan, por fin, se había calmado.

Cualquiera se preguntaría qué era lo que había sucedido. Si le preguntaban a Jungkook, él simplemente diría que lo que pasa entre amigos, se queda entre amigos; si le preguntan a RapMon, que él sólo pretendía ayudar al igual que Taehyung... pero después de lo sucedido con Suga, e incluso con Jin, no había manera de excusar al maknae del grupo.La mañana siguiente de que Seokjin hubiera caído ante tales burdas insinuaciones, sus hyungs decidieron que ya no podrían hacer nada al respecto; Yeon Jungkook estaba desatado.

Sin embargo, y en contra de lo que los mismos podían creer, el menor se estaba aburriendo. Ya no había nadie que le interesara, y las pocas aventuras que tuvo con los miembros fueron suficientes para saciar las alocadas hormonas que siempre le jugaban una mala pasada.

Ahora, tan sólo quería centrarse en su carrera, puesto que pronto iba a hacer comeback. El photoshoot, a diferencia de los anteriores, fue algo extraño.

Hasta la fecha, las fotos del maknae habían revolucionado a las fans... y a otra persona más que, aunque no fuera sorprendente, también se emocionó más que de lo debido. Estaba claro que el mayor fanboy de Jungkook, no podría ser otro que Park Jimin. Él, a diferencia de los demás, tenía una extraña fijación por su compañero, que le impedía ver las cosas con claridad.

Para él, Jungkook era sumamente perfecto.

Es por eso que le molestaba a más no poder que siempre le estuviera ignorando. Entendía que con Taehyung pudiera pasárselo bastante bien, pero que lo dejara de lado como lo hacía, comenzaba a ser descarado.

Cuando más cuenta se dio de eso, fue cuando se enteró de lo que había sucedido entre unos cuantos intgrantes del grupo. Al parecer, todos ellos habían tenido el placer, o la desgracia, de haber probado al llamado Mr. Kookie. Jimin no podía dejar de preguntarse, qué era lo que los otros tenían, y que él no.

Es por eso que en algún momento de su vida, tenía que conseguir que el menor se fijara en él también como otro objetivo, como lo hizo con los otros del grupo. Y lo conseguiría, sin importar qué, lo haría.

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Era un día como otro cualquiera, el cual poco a poco llegaba a su fin. Por la ventana del pasillo, se podía apreciar como el sol poco a poco cedía su puesto a una tímida luna, la cual se escondía tras espesas nubes que cubrían el cielo. Y, entonces, las farolas de la ciudad iluminaron las calles en cadena. Nadie nunca se da cuenta de cuando las encienden, pero esa tarde, Jimin había tenido la oportunidad de verlas en el momento justo.

Sonrió de medio lado, antes de que una palmada en el hombro lo devolviera al mundo real. Giró su rostro asustado, y pronto su corazón se calmó al ver de que se trataba tan sólo de Hoseok. Hizo un gesto con la mirada, y el más pequeño lo siguió con lentos pasos. Ambos se dirigían a la sala de baile.

Al abrir la puerta, rápidamente el mayor fue a saludar a quién ya se encontraba en su interior. Jungkook parecía haber empezado a calentar antes. Y no sólo eso, sino a ensayar la nueva coreografía para su próximo single. Se había quitado la camiseta, y el sudor caía por la frente casi tan rápido como los ojos del más bajo se desviaban hacia el plano abdomen del maknae. Apenas tenía abdominales, y no se podían comparar para nada a los del mismo. Pero había algo que ardía descontroladamente en su pecho.

Se había quedado tan embobado, que las palabras de J-Hope no fueron escuchadas por sus oídos hasta que el mismo le azotó por detrás con la toalla para que despertara de su ensimismamiento. El parpadeó varias veces, frotándose el trasero adolorido. Y aunque se quejó, luego acabó riendo como los otros dos.