~16. Reunión

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En el campo de batalla, donde la tierra temblaba bajo el peso de la tensión, Raenari y Dimitri enfrentaron a Kali, el formidable heredero guerrero de los dominantes shaktienses.

Dimitri, con su altura imponente y su cabello blanco fluyendo al viento, irradiaba un aura de poder mientras sostenía su espada imbuida en haces lumínicos sacros. A su lado, Raenari, con sus cabellos rojizos ondeando alrededor de su rostro determinado, emitió un destello de confianza mientras se preparaba para el asalto. Enfrente de ellos, Kali, con su lanza negra y su armadura oscura, emanaba una energía oscura y letal, listo para defenderse con ferocidad.

El combate comenzó con un ataque coordinado de Raenari y Dimitri, quienes avanzaron hacia Kali con determinación.

Los gritos y quejidos de los dos dominantes y la humana pura reverberaban desordenadamente en el espacio.

—¡Raenari! —gritó el príncipe a la pelirroja mientras arremetía con rapidez ante la dura ofensiva de Kali hacia Raenari.

Dimitri desató un torrente de haces lumínicos, mientras que Raenari se lanzó con agilidad y gracia. Sin embargo, Kali respondió con una habilidad sobrenatural, bloqueando los ataques con su lanza y contraatacando con una furia desenfrenada.

Dimitri y Raenari respondieron en perfecta sincronización, desviando los golpes de Kali y buscando oportunidades para contraatacar.

—Ahora Dimitri, sígueme —tomó la delantera Raenari apresurándose a cargar un ataque sincronizado con el príncipe.

Con cada movimiento, desplegaron sus habilidades únicas: Dimitri utilizando su magia sacra para defender y contraatacar, mientras que Raenari confiaba en su agilidad y destreza con la espada para ejercer presión en los puntos ciegos de Kali.

Aprovechando una oportunidad Kali escapó de la presión, recuperando el aliento mientras les miraba fijamente.

—¿Qué hace —preguntó Dimitri con aliento acelerado—? Da igual, mantente en guardia Raenari, atacará dentro de nada, yo recibiré el ataque y tu saldrás después para acabar con él.

—No —contrarió la pelirroja mientras comenzaba a correr—, debemos presionarle ahora.

Raenari se apresuró a la ofensiva ante la negativa de Dimitri, que no tuvo más remedio que seguirla para no dejarla desprotegida.

—Eso es Raenari —susurró Kali, preparándose para recibir la estocada de Raenari—, pero vas a necesitar mucho más para vencerme de nuevo.

Tras un feroz grito, Kali se adelantó a los golpes de Raenari, forzando su violenta y elemental ofensiva primero, ofensiva que detuvo justo a tiempo Dimitri con contundencia.

El aire se llenó con el sonido de acero chocando contra acero, y el suelo temblaba bajo el impacto de los ataques. Kali desató una serie de golpes devastadores, obligando a Raenari y Dimitri a luchar con todas sus fuerzas para mantenerse en pie.

—JAJAJAJA, ¿Qué es lo que pasa Raenari, ya no puedes vencerme o qué —vaciló Kali furiosamente—? No eres más que... ¡UNA DESDICHADA ESCLAVA!

Con cada momento que pasaba, la batalla se volvía más intensa y desesperada. Raenari y Dimitri luchaban con valentía y habilidad, pero Kali parecía imparable.

Dimitri dibujó precisamente con su espada un escudo etéreo, que les protegió de los tajos desatados del heredero durante cierto tiempo.

—Su dominancia es potente —afirmó Dimitri—, romperá el escudo con facilidad.

—Ya le vencí una vez —dijo Raenari, la mirada asesina de Kali le penetraba desde el exterior del cada vez más fracturado escudo—, puedo volver a hacerlo, como aquella vez. Pero... mi espada —dirigió su mirada hacia su espada, la cual se había liberado del elemento sacro que le concedió Dimitri al comienzo del combate—, penetrará menos su coraza.

A.R.C.A.N.U.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora