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Wifey Alastor

Notas del autor:

También hago fanarts.

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Wifey Alastor

¿Qué se supone que hiciera? ¿Resistirme a la tentadora propuesta de ser el rey del infierno por el pequeño precio de ser la "esposa" de Lucifer? Por supuesto que no.

No lo dudé ni un segundo cuándo me dió el anillo, todo iba de acuerdo al plan.

Solo requerí cautivarlo con algo de atención, un par de charlas nocturnas y algunos cumplidos para que cayera a mis pies.

El sexo realmente ha sido la parte más difícil de nuestra relación, él siempre quiere ser el dominante pero le encanta que me monte sobre él. De allí en fuera, todo ha ido cómo miel sobre hojuelas.

Me llevó a vivir con él apenas acepté casarme. Y desde entonces, me ha obligado a usar vestidos de marca, ropa de la más fina por cierto, he vivido una tortura, entre fiestas, lujos y poder.

Me complace todo lo que pido. Si lo quiero, en un chasquido está, incluso las almas que yo pido, mi adorado esposo me lo entrega en charola de plata.

Tal vez gracias a eso es que ya no tengo tanta paciencia cómo antes, quiero todo al instante. Quiero qué él me complazca al instante.

Lo único malo de todo esto es que Luci, ama cómo cocino, así que cuál esposa a final de la década de los 20's, me tiene cocinando para él. Soy su adorada esposa, la reina, el legítimo heredero del trono, incluso por encima de Charlie. Todo gracias a mis encantos... Y algo de magia negra...

Esta mañana he estado preparando el desayuno, con mandil puesto y un lindo vestido rojo con franjas amarillas en la falda, que tanto le gustan a Lucifer. Nadie puede verme, así que no me avergüenza usarlo.

—Mmh~ ¿Qué huele tan bien?

Finalmente llegó mi adorado esposo a desayunar, aún estaba en pijama, ese pijama azul con estampado de patos que detesto, parece que le gusta más qué yo.

—Buenos días su alteza, ya le estoy terminando de preparar el desayuno

Sonreí mientras lo saludaba, se acercó a mi, abrazándome por la espalda.

—Ya te he dicho que no es necesario que me llames "alteza", cariño

—Es la costumbre, Luci, mi amor

Me agacho para darle un ligero beso en los labios, complacerlo es tan sencillo...debí haber hecho esto desde hace mucho tiempo.

—Ah, oye, cariño

—¿Si? ¿Qué pasa, mi rey?

Pellizco su mejilla un poco yendo a dejar el desayuno a la mesa.

—Tengo que salir a una junta con Asmodeus

Me quedo paralizado un momento.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? Debo arreglarme...o es acaso... Qué... ¿Irás sin mi?

—Cariño, no puedo llevarte a todas las juntas

—¿Por qué no? ¿Qué acaso no soy yo tú amada esposa? ¿Tú reina? ¿Tú manzanita?

—Si lo eres mi amor, pero necesito ir a las juntas importantes yo solo

—...jeje... ¿A las juntas importantes...?

—... Amor no hagas un pancho

—¿¡Yo!? ¡Ja! Para nada

Me quité el mandil y cruzado de brazos miré a Lucifer.

—Creí qué yo era lo más importante para ti

Me mostré indignado y las lágrimas empezaron a caer, dando resultado. Él se acercó a mi tomando mi mano y besando el dorso.

—Claro que si lo eres, eres lo más importante para mi, cariño, lo siento mucho... Pero no puedo seguirte mimando tanto cuando te pones berrinchudo

¿Estoy completamente loco, acaso? ¿Por qué me importa tanto una estúpida junta? Él me ha malcriado los últimos meses, es su culpa que me comporte así.

—¿Cuanto tiempo necesitas para arreglarte, mi amor?

Sonrío complacido, obviamente yo ganaría el juego. Acaricio su mejilla delicadamente mientras lo beso, para luego separarme y mirarlo.

—Solo un par de horas...