Capítulo 3: Fijando el objetivo

15 4 10
                                    

Andrés pasó el portal como estaba ya bastante acostumbrado a esas alturas, encontrándose sola a María en el sofá, viendo la serie que solía ver. Saludó con una sonrisa pero solo fue contestado con un saludo simple levantando la mano, al menos no le insultó ni habló borde. Se fue hacia la habitación de Valeria y no la vio por allí, notando que faltaba su gabardina, por lo que se asomó por la puerta y miró en la dirección de la mujer castaña en el sofá.

- ¿No está Valeria?

- Se ha metido en su chaleco, se ha llevado la gabardina por algún motivo, lleva ahí desde que Xavin se ha llevado los ordenadores esta mañana. - Otra vez, parecía una voz neutra, parecía un avance.

- Gracias, disfruta de tu serie.

Andrés cerró la puerta de la habitación desde dentro y se metió con cuidado en el chaleco. Escuchó el sonido de tecleo, un multímetro funcionando, en general, alguien trabajando. Caminó hasta el taller, pero allí no era. Entonces vio la caja de cristal, la que supuso contenía a la simbionte que su amiga creó y derrotó. Caminó hacia allí y la vio.

Llevaba una camiseta de tirantes que se le estaba pegando a la piel por el sudor, demostrando sin mucho esfuerzo que no llevaba sujetador. También portaba un pantalón de chándal negro. Su pelo corto recogido en una coleta para evitar que le tapara la cara, más aún con todo el sudor. Llevaba unas botas de taller, aunque no parecía estar manejando nada pesado y en la mesa podían verse unos guantes de soldar que actualmente no llevaba puestos. Andrés admiró su figura, se quedó un rato mirando como trabajaba, como pasaba de los pequeños aparatos esparcidos por la mesa y un ordenador. No pudo evitar tampoco que le creciera una sonrisa tonta en la cara. Se fijó más en detalle en ella, en sus ojos esmeralda, su cara de concentración y entonces notó que la parte de su pelo más pegada a su piel estaba empezando a mostrar un color dorado. Después de deleitarse un poco decidió saludar.

- Hola. - Le salió sin querer un tono seductor, posiblemente debido al trance sufrido hace un momento.

Valeria se sobresaltó, su corazón se acababa de saltar un latido y sus mejillas se habían coloreado casi de manera instantánea de un color carmesí.

- A-Andrés, ¿cuándo has llegado?

- Lleva un rato mirándote. - Dijo Virus desde su prisión.

Valeria se sonrojó más mientras que Andrés miró a la simbionte.

- Bueno chama, la chica está buena, no me puedes culpar.

Virus solo sonrió divertida por la situación y volvió a leer el libro nuevo que le había conseguido su madre. Valeria se rio un poco ante el comentario.

- Oh vamos Andrés, ni que me hubieras visto sin menos ropa antes y, mejor aún, sin estar llena de sudor. - Dijo esta apoyando el culo en la mesa.

- Sigo pensando que cuando trabajas tan concentrada estás mona, ¿qué haces aquí dentro?

- Estoy trabajando en un pinganillo y una cámara pequeños para que Virus pueda hablar y ver la situación desde aquí, me puede ser útil tener un par de ojos más mientras estoy de patrulla o peleando.

- ¿Y por qué has traído la gabardina? ¿No sería un problema por tener otra dimensión dentro?

- Nah, no te preocupes, la tengo aquí porque ahí fuera solo ocupa espacio hasta que consiga terminar las reparaciones, que van más lentas de lo que me gustaría. - Dijo dándose la vuelta e inclinándose hacia la mesa para tocar con sumo cuidado un par de cables y luego darle a una tecla del ordenador.

El ordenador mostraba una lectura mientras Andrés se deleitaba la vista con la escena delante de él. Andrés fue hacia la simbionte y tomó asiento al lado suyo, esperando a que la mujer terminase de trabajar.

Gunspider 3: la gran caceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora