Una semana le había llevado a Jeon Jungkook a hacerse con el equipo de natación. Una semana donde había ganado tanta popularidad que ya no se le consideraba un intruso por los pasillos, donde los cotilleos habían dejado de ser maliciosos y mezquinos hacia su persona y habían pasado a ser suspiros y alabanzas por parte de todos, no sólo de estudiantes, sino también de profesores.
Por ejemplo, Jimin se había pasado toda la semana detrás de Jungkook como un perrito faldero, y ni siquiera intentaba esconderlo. Taehyung veía con frustración, como cada momento, como cada espacio, como cada partícula de aire empezaba a estar llena de ese chico de cabello negro, lleno de tatuajes y sonrisa tímida. Incluso habían empezado a almorzar juntos, ya que Jimin, de repente, parecía interesado en la vida cotidiana del comedor.
A Taehyung no le molestaba. Simplemente le ponía un tanto nervioso que las cosas estuvieran saliendo del orden de siempre, que Jimin cambiara su rutina habitual, que el chico de cabello negro estuviera en todos los lados y que nadie pareciera darse cuenta de que se respiraba otro tipo de aire en el pueblo.
Era curioso ese sentimiento, la forma en la que lo bloqueaba y la forma en la que sentía que su torrente sanguíneo se mezclaba con un líquido corrosivo que le obligaba a estar alerta, que le introducía pensamientos intrusivos de cataclismos y apocalipsis, como si el mundo se fuera a acabar solo porque Jeon Jungkook había empezado a pasar más tiempo con su grupo de amigos.
Nunca había hablado con sus padres de su ansiedad, de la necesidad de tenerlo todo bajo control, porque la causa era demasiado dolorosa como para decirla en voz alta y sus padres no se merecían sufrir más de lo que ya habían sufrido. Así que, con resignación e intentando calmar los latidos de su corazón, terminó de abrocharse la camisa del uniforme.
Y allí estaba el protagonista de todos sus pensamientos angustiados, sentando en el banquillo del vestuario y atándose los cordones de los zapatos, mientras mantenía una charla animada con Jimin y con Hope.
—Las fiestas de Mingyu son las mejores en el pueblo —estaba diciendo la voz de barítono de Hope. Había terminado de vestirse y su bandolera de estudiante le colgaba de uno de sus hombros—. Si vienes, no te arrepentirás. Habrá de todo, buena música, alcohol, chicas...—Hope guiñó un ojo y Taehyung se dio cuenta de que se estaba dirigiendo a Jungkook.
Este dejó salir una risa por lo bajo lo miraba desde el banquillo.
—Suena divertido —respondió y luego se levantó para coger sus cosas de la taquilla.
—¿Tu vendrás, Tae?
—¿Uh? —se dio cuenta de que se había quedado embobado mirando a Jungkook y ahora los tres se habían vuelto hacia él. Taehyung sintió que sus mejillas empezaban a quemarle la piel—. Yo...eh...—arrastró la mirada hacia Jimin y luego hacia Hope, el cual esperaba por la respuesta—. Claro, lo puedo mirar.
—¡Perfecto! —añadió Hope rápidamente y, sin pedir permiso, pasó uno de sus brazos sobre los hombros de Taehyung en un signo de colegueo— iremos todo el equipo de natación. ¡Será épico!
Mientras Hope lo tenía sujeto contra él y daba vítores y Jimin y Jungkook asentían, Taehyung expresó una pequeña sonrisa, pero por dentro no estaba tan seguro. Quitando el hecho de que no era una persona fiestera, sus padres nunca le dejarían ir. Hope lo sabía, por supuesto, y por eso se sentía agradecido de que siguieran haciéndole partícipe de los planes. Seguramente ese día se quedaría en casa amargado y encerrado en su habitación.
Sus padres se habían vuelto más estrictos, si es que alguna vez no lo habían sido. A pesar de tener la edad suficiente, no le permitían salir, ni beber, ni conducir. A pesar de que había un coche demás en la familia, a pesar de que el dueño de ese coche ya no estaba allí.
ESTÁS LEYENDO
Licantropía | kookv
FanficLa vida de Taehyung no ha vuelto a ser la misma desde que su hermano desapareciera hace tres años y su padre fuera nombrado alcalde del pequeño pueblo donde vivía. Un pueblo rural donde nunca pasaba nada importante, aburrido y silencioso en el que t...