34¬IT'S TIME TO LET HER GO

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↻Es hora de dejarla ir

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—ALICIA, DESPIERTA.

La rubia se removió en la cama, gruñendo sin querer despertarse. Se aferró a las sábanas y hundió la cara en la almohada, ignorando a quien fuera que le hubiese hablado.

—Tienes que despertar, McGonagall está abajo esperándote.

Ali siguió ignorando, sumamente profunda en su quinto sueño.

—¡Alicia, despiértate! Es Harry.

La rubia se levantó de un salto, abriendo los ojos y encontrándose con una Hermione preocupada, asustada y al borde del llanto. Ali se sentó sobre el colchón, comenzando a asustarse ya que Hermione no le decía nada más.

—¿Qué le ha pasado a Harry? ¿Está bien? —le preguntó rápidamente, levantándose y cogiendo una sudadera de su cofre para ponérsela por encima del pijama antes de colocarse unos tenis y agarrar su varita. Hermione la miraba moverse por la habitación con nerviosismo y la garganta seca, pues no encontraba palabras lo suficientemente valientes como para decirle lo que pasaba— ¡Hermione, qué le pasa a Harry!

—E-es el padre de Ron. McGonagall quiere qu-que bajes —sollozó en respuesta.

—¿Tú no vienes? —Hermione negó con la cabeza.

—Solo familia, Harry y tú. Dice McGonagall que Harry no ha parado de preguntar por ti.

Alicia, aturdida, asintió con la cabeza antes de darle un apretón en el brazo y salir del cuarto lo más rápido posible. Bajó por las escaleras a toda velocidad, encontrándose en la sala común a Fred, George, Ginny y McGonagall. Aquello solo hizo que el miedo corriera más rápido por sus venas.

—¿Minnie? ¿Qué ha pasado? —preguntó histérica, pero la profesora no le respondió.

—Seguidme los cuatro, por favor. El señor Potter ha tenido, desafortunadamente, una inquietante... visión sobre vuestro padre, señores y señorita Weasley—se limitó a decir muy afligida.

Todos ahogaron un grito y a Alicia se le saltaron las lágrimas mientras que Ginny se echó a llorar, acercándose a Ali temblorosamente y agarrándola de la mano con fuerza, asustada. La rubia le sonrió lo más tranquilizadoramente posible y le dio un apretón en la mano para reconfortarla, pero no la soltó en todo el camino. McGonagall los acompañó a los cuatro hasta el despacho de Dumbledore. Ginny sollozó y se pegó más a Alicia, quien acabó rodeándole los hombros con un brazo para pegarla a su cuerpo en un ligero instinto de hermana mayor.

—¿Dónde está Ron? —preguntó la pelirroja.

—Está con Potter y Dumbledore —fue lo único que contestó Minerva, diciendo la contraseña del despacho del director (helado de limón) para que los cinco pudiesen entrar. 

Una vez estuvieron delante de las grandes puertas antiguas de madera, McGonagall las abrió para permitirles pasar. Lo primero que Alicia, Ginny, Fred y George vieron fue a Dumbledore sentado en su escritorio, a Harry sudoroso, pálido y temblando en un sofá y a Ron a su lado, tan pálido como la nieve por igual.

⁵Alicia y la Orden del Fénix [LRYEA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora