Prólogo

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Era el segundo viernes después del inicio de mis vacaciones escolares, esa tarde iría por primera vez a ese sitio después de mucho tiempo.

Un persistente nerviosismo me atormentó todo el día, el como me desenvolveré, como será mi nueva profesora, y lo que mas me atormentaba... ¿Entenderé algo?

No tardó en llegar la hora de partir, con mi mochila y el nuevo libro de actividades me encaminé a El Cultural. Fue hasta que llegué que una suave pero gratificante brisa cayendo sobre mí mientras entraba a ese edificio marcó el inicio de mis actividades académicas de verano.

Apenas entrar sentí la satisfacción de poder dedicarme a estudiar de la forma correcta. Haber pasado meses en la modalidad virtual de "El Cultural" (Academia de inglés)

Terminando el ciclo virtual anterior surgió una determinación en mi mente..."Iré a clases presenciales"... El cultural daba tanto clases virtuales como presenciales.

La pandemia ya no tenía un impacto significante en la vida de la mayoría, pero el poder tener tus clases en cualquier lugar con internet y un dispositivo móvil, era una tentación constante con la que terminé dañando mi desempeño en el Inglés

Y a mí siempre me gustó presumir mi superioridad hablando este idioma ante mis compañeros...

Corté mi propio monólogo al entrar en mi aula después de caminar varias calles y subir las escaleras desde mi casa hasta donde me encontraba. 

Saludando a la profesora y dejando mis cosas al lado de la carpeta, empecé a revisar mi celular antes de que la clase empezara.

Tras unos cortos minutos, la clase empezó. Y así, mientras escuchaba al profesor presentándose y revisaba la información del nuevo libro, entró ella al salón. 

Robó inmediatamente mi mirada. Observé con atención cada movimiento de su boca mientras le pedía disculpas al profesor por haber llegado tarde.

En cuanto habló por primera vez, llamó mi atención. La profesora le preguntó su nombre, se llamaba Selva, una chica con un nombre tan peculiar como ella misma.

Sus ojos eran de un color tan claro que, ante algo de luz, parecían estar hechos de oro. Una mirada profunda y cautivadora. Además, se le notaba una figura esbelta, tan elegante como la forma en que se sentó y dejó sus cosas a un lado.

Pasé a tratar de escuchar la clase, pero no podía, entre disimular mi mirada y apuntar lo escrito en el pizarrón. Empezó una ronda de participaciones. Para mi deleite, ella fue la primera en levantar su mano para participar.

Se explicó y habló de forma tan acertada y elegante que me sentí como un cavernícola a su lado. Pude apreciar que, además de ser un verdadero portento, esta chica era inteligente. La forma en que se expresaba y participaba con tanta elocuencia me dejó prendado.

Tras participar con algo de miedo por ser mi primera clase presencial en El Cultural después de mucho tiempo y tratar de no parecer un acosador, empezó el receso. No tardé en salir a comprar algo de comer en la máquina expendedora.

Salir rápido me impidió darme cuenta de que me estaba viendo aquella chica que había robado mi atención.

Ese corto primer receso no tardó en terminar, entré al salón algo apurado. Tomé dirección hacia mi asiento, y al girar mi vista, creí cruzar miradas por un segundo con esta tan llamativa chica. Giré rápidamente la mirada, pues no creí que fuera agradable para ella cruzar miradas conmigo.

Hasta el final de la clase pasaron un par de horas y un receso más en el que solo me dediqué a revisar mi celular y, de momento en momento, pensar que hacer para no parecer un vago(Prácticamente no participé en clase).

Salí del salón tras despedirme del profesor, mientras bajaba con dificultad las escaleras llenas de tráfico, sentí un toque en el hombro.

Disculpa, ¿Cristopher verdad? - Dijo Selva.

Volteé con la sorpresa de que me hablara plasmada en mi cara. ¿Era posible algo así?

Sí - Le respondí tratando de ocultar lo sorprendido que estaba.

Rara vez me ponía nervioso hablar con personas nuevas, siempre había sido alguien muy social a pesar de mi apariencia desagradable. Pero que una chica a la que estaba observando desde hacía horas me hablara era más que suficiente para ponerme nervioso.

Temí que me reclamara por estarla observando mucho, sentí terror de que pensara que trataba de "acosarla".

Ehhhhh, bueno, ya que vam... - Se cortó su voz cuando la toparon bruscamente y le pidieron disculpas a la par que más personas seguían bajando las escaleras. La situación terminó causándome algo de gracia.

¿Podríamos conversar un momento abajo? - dijo Selva.

Menos de un minuto después llegué al primer piso, tras voltear mi mirada, noté su figura bajando. Traté de no mirarla mucho, todavía temía que me fuera a reclamar por observarla demasiado. Se acercaba más y mas, hasta que fijó su mirada en mí, estaba esperando lo peor cuando la escuché hablar con un tono más relajado.

Bueno, ahora sí. Hace unos momentos lo que traté de preguntarte era si me podrías pasar tu cuenta de Instagram. Bueno, ya sabes, como seremos compañeros; puede que sea necesario por si tenemos algún trabajo. Aparte, me diste mejores vibras que el resto de chicos - Escucharla decir eso me dejó frío.

Realmente me esperaba lo peor. Debería sentirme mejor al saber que no pensaba mal de mí, en serio odiaría que una belleza como ella me mirara con desprecio, aunque no fuera necesario ser una belleza para hacerlo. Pero la sorpresa de pedirme mi usuario fueron mayores que el alivio. Si no fuera por mis habilidades sociales, realmente esa situación habría terminado mal.

El shock no impidió que le diera mi nombre de usuario, era prácticamente obvio que lo único que quería era estar en contacto con alguien del salón en caso de emergencia. Era imposible que tuviera otras intenciones, por lo que no perdí tanto la calma.

No tardé en irme a mi casa caminando, mientras esperaba que el reproductor aleatorio escogiera algún buen tema para escuchar en el camino...

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**Nota del autor**

Buenas chicos, esta es la primera parte del prólogo, van a ser varias partes así que no se preocupen si se les hace algo corto. Se viene más





Cambios: SelvaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora