Capítulo 25

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Al llegar a la habitación Aegon y Aemond encontraron a su hermano mirando la pared

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Al llegar a la habitación Aegon y Aemond encontraron a su hermano mirando la pared.

— Ey — saludó el mayor. Daeron volteó.— ¿Qué pasó?

Ambos platinados se acercaron sigilosamente.

— Ronie— Aemond llamó

— Él me tiene, le pertenezco — murmuró

—¿De qué hablas?

— ¿A quién le perteneces?

— Ramsay...— alzó su temblorosa mano y con cuidado desató la venda en su cuello, sus hermanos inhalaron ruidosamente — Vino por la noche y trajo eso— señaló las flores — Él me dijo lo de Helaena

— Daeron, ¿desde cuándo interactuas con él?

— Desde el principio...

— ¿Por qué?— Aemond apretó los puños furioso — Te dije que no te acercaras a él, te lo dije

— Aemond — lo reprendió el mayor

— Lo lamento tanto — sollozó — Pero yo tenía 10 años y él 15 no podía hacer nada

—¡Pudiste decirnos!— alzó la voz Aemond —

—¿¡Para qué?!— gritó con los ojos rojos — ¡¿Para que nos mate a todos?! En ese momento no teníamos ni la menor idea de dónde, mierda estábamos metidos

— ¡Debiste decirnos...!

— ¡Aemond cierra la puta boca, carajo!— Aegon lo empujó por los hombros — Nuestro hermano no tuvo la culpa de nada, el era un niño y lo sigue siendo

Los tres hermanos se quedaron en silencio pensando en que decir a continuación

— Me lo topé saliendo de la escuela — relató — Me habló con cara de idiota con todo y sonrisas falsas, me cayó bien, fue divertido hablar con el, hasta que... dejó de serlo— hipo— Todo empezó un año después cuando hely dejó la escuela y ustedes pelearon, Larys sangraba de la cabeza al igual que Aegon y tú — miró a Aemond — Tenías la botella rota en tu mano llena de sangre; recuerdo a mi hermana drogada hasta el culo mientras todo ocurría. Salí de la casa después de que se fueron al hospital y ahí lo encontré... Con cuatro enormes perros que estaban comiendo a un hombre que gritaba de dolor

— Ronie— Aegon bajó la cabeza arrepentido de todo. Aemond se deslizó en el suelo hasta quedar sentado.

— Trate de esconderme Pero fue inevitable, un perro me olió y se lanzó encima mío yo grite deseando que alguien me escuchará, desgraciadamente, Ramsay me reconoció y alejó a su perra. Tenía manchas de sangre en la cara y me sonrió maniático. Me llevó a su casa y curo la mordida que me dió su perra, se disculpó y me consoló. Yo estaba aterrado así que le conté la verdad porque el así lo quería. Me prometió ayudarme a cambio de mi mismo.

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