Parte 4

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Escapando por la mansión fue saltando diferentes muebles, hechizos y hasta llamadas dulces que fácilmente le harían doblegarse, pero estaba preparado para seguir escapando si era necesario, el mayor parecía molesto, aunque él se estuviera divirtiendo. 

- ¡Louis! - negando se detuvo en el librero del estudio del castaño - sabes que no te haré daño, solo necesito hacerte un examen - volviendo a negar tomo asiento - ¿Por favor? Quisiera ver si tu magia esta dañada, eres demasiado pequeño - bajando al escritorio golpeo en la libreta del mayor escribiendo con su magia sin la intención de volver a ser humano - "Me sacaras sangre y no planeo dejar que una aguja vuelva a entrar en mi cuerpo" ¡Oh! Bien, debo decirte que, sabiendo tu antiguo miedo, he creado algunos nuevos hechizos, con estos no necesitare ni una sola gota de tu sangre. 

- No te creo - el mayor sonrió antes de acercarse a él, abrazarle y cargarle a hasta la camilla. 

- Bien, puede que haya exagerado un poco, necesitaré solo una pequeña gota de tu sangre, pero será mínima - cruzándose de brazos observo de mala manera al doctor - te daré una paleta.

- ¡No soy un niño! - su mano fue tomada mientras el otro reía. 

- Estoy aquí, por favor no temas más~

- Edward, no sabes lo que viví ese día, no pidas más de lo que siquiera puedo dar - un pinchazo en la palma de su mano le hizo jadear observando con temor al castaño - eres malo~

- Mira y me dirás si te he hecho daño - recuperando su mano observo buscando alguna herida, aunque no había más que un sticker de corazón - confías en mí.

- ¿Que harás ahora? - recibiendo el pijama se volvió a vestir, siguiendo al mayor hasta unas máquinas las cuales reconocía harían el trabajo de revisar su sangre. 

- Inspeccionar como esta mi pequeño compañero de travesuras - riendo se dejó abrazar, la verdad era que, aunque Edward fuera uno de sus antiguos doctores tenían una diferencia de cuatro años, siendo este uno de los mejores en su clase, graduándose a temprana edad y ocultando todo su pasado como si de un criminal se hablara - por favor cuéntame. 

- No - recordando volteo con sorpresa al castaño - ¿Porque me lo preguntas si tienes los hechizos para entrar en mi mente de manera forzosa? 

- ¿Alguna vez los use en tu contra? - negando sostuvo las manos del alto - existen los hechizos, pero no son algo que desearía que tu experimentaras, tu mente no debe ser ultrajada de esa despreciable manera. Además, tú eres mi pequeño gatito. 

- Ahora que lo pienso bien, creo que por eso mismo he tomado la forma de gato - soltándose tomo asiento sobre la mesa de implementos médicos - siempre me llamaste con ese mote. 

- Tienes una mirada dorada, eres demasiado hermoso y escurridizo como para no ser un gato - tres máquinas sonaras por lo que el mayor camino a la impresora donde tomo los documentos que expresaban los exámenes realizados - te tendré desde ahora a dieta. 

- ¡No estoy gordo! 

- La dieta no es para adelgazar, también es para subir algún faltante vitamínico o mineral de tu cuerpo - bufando hizo burla mientras este no le veía - será a base de carnes, no dramatices. 

- ¡Oh! Está bien - sonriendo dio unas palmadas a las maquinas que le aseguraban una buena alimentación desde ese momento - prohibido las algas. 

- Que asco, aún me pregunto porque Bolton te envió esa dieta - Edward fue caminando por las diferentes vitrinas repletas en medicinas, tomando algunos botes y lanzándoselos como si desde ese momento esa fuera su maldita tortura - todas son vitaminas, algunas para el ámbito físico y otras para el mágico, las tomarás en el desayuno. 

No. 2 - Regreso a Casa (Gay Love)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora