Capítulo 1 (Única parte).

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Hola, soy Anna y este es mi cuento de hadas. Yo viví encerrada en una torre custodiada por un dragón, no estoy segura de cómo llegué aquí, cuándo tomé consciencia, ya estaba encerrada sin posibilidad de salir y no sabía cómo pedir ayuda al exterior, cada vez que intentaba hacer algo para escapar, el dragón me descubría. Pronto, empecé a sentir la soledad de la vida en la torre y cada vez me cuestionaba más el porque me habían encerrado y aún más el porque nadie venía por mi. Pasó un tiempo en el que tenía pensamientos negativos, hasta que decidí que no necesitaba al príncipe que me rescatara por arte de magia y que yo era lo suficientemente fuerte y valiente para salir por mi misma. Un día, mientras exploraba la torre en busca de herramientas, vi a un pequeño pájaro volar por ahí, lo llamé y me contestó con su canto, le pedí ayuda para salir y accedió, me sentí aliviada y escuchada por primera vez en mucho tiempo, mientras explorábamos, le conté mis problemas, lo que había vivido en la torre, mi miedo de nunca poder salir y mis ganas de intentarlo. El pájaro me escuchó atento y me mostró poco a poco todo lo que necesitaría. Pasó un tiempo considerable, en el que estuve ocupada recolectando el valor y las herramientas necesarias para ejecutar mi plan, me fue difícil emocional y físicamente, pero estaba preparada para lo que venía. Tenía ante mí todo lo necesario, el pajarito me dio una espada para pelear y un escudo para protegerme de los posibles ataques. Con su ayuda, empujé la pesada puerta de la torre y salí, el dragón se posó frente a mí, furioso, listo para atacar y encerrarme de nuevo, estaba aterrada, pero aún así, levanté mi espada y mi escudo, lista para defenderme y pelear, el dragón se quedó viéndome fijamente, dudé por un momento, pero comencé a avanzar con mi escudo frente a mí, al parecer, el dragón no esperaba que pusiera límites entre nosotros, seguí caminando lentamente hasta sentirme segura de qué el dragón ya no podría lastimarme, miré hacia delante orgullosa por mi valentía y agradecida con mi pequeño compañero, por mostrarme las herramientas que necesitaba para enfrentar mis miedos.


El pequeño pajarito voló a mi alrededor y entendí que era momento de la despedida, mi amiguito me dedicó una pequeña melodía, tomé mi espada, mi escudo y lo observé alejarse mientras ambos seguíamos nuestros caminos.


Princesa valienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora