Mas allá que un atardecer

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Erase una vez  una chica que vivía en un pequeño pueblo, pero a ella no le importaba, era una chica risueña, con una gran esperanza y una mentalidad bastante positiva, la chica nunca dejó de soñar, en que un simple atardecer, puede unir a todas las personas del mundo que en ese momento lo vean, siempre decía, que todas aquellas miradas se unían en un mismo cielo, y podrías compartir con cualquier persona del mundo algo en común. 

Todas las tardes, se le veía a la chica junto a su mejor amigo coger un camino y desaparecer a lo lejos, se dirigían a un pequeño campo de peonias, y se pasaban las horas mientras hablaban, jugaban y reían, pero a la hora del atardecer se cubrían entre esa preciosas peonias y simplemente observaban la despedida del sol. Un día como cualquier otro, el chico le hizo una promesa, siempre estarían unidos, y mientras el chico pensaba cual seria su sitio de unión, la chica sin pensarlo dos veces le dijo, el atardecer, desde que se conocían compartían ese mismo momento, entonces, mientras el sol volvía a despedirse una vez mas como otro día, se hacia una pequeña promesa que mas tarde seria fruto de una unión.

Al cumplir los 18 años, el chico tenia que marchar a la mili, ya que por aquel entonces, era obligatoria para todos los chico que hubieran cumplido los 18, mientras se despedían en el andén el chico le prometía que volvería, solo seria hasta las próximas vacaciones, ella asintió, y lo último que pudo ver de el fue ver desaparecer un tren entre el humo y una cara con una gran esperanza que expresaba que volvería. 

Ella ansiaba cada miércoles para poder recibir sus cartas, hasta que llego un miércoles que no recibió nada, ella preguntaba por si se les había perdido o si llegaba mas tarde, los de la oficina le afirmaban que ya estaban todas las cartas y no venían mas hasta la semana que viene, la chica volvió a casa algo preocupada pero no se desanimo, y siguió con esa esperanza que le hacia destacar tanto, pasaron los meses y nadie sabia nada de el, ninguna noticia, ni cartas, ella todos los días como de tradición iba al atardecer pero esta vez miraba el cielo y le susurraba, si estas bien dame una señal y vuelve por favor.

Pasaron 3 meses, la chica nunca perdió la esperanza, y siempre que despedía al sol, le lanzaba un beso como señal para su gran amigo. Un día de esos, la chica estaba tumbada, pero escuchó un ruido y le resulto curioso ya que nadie sabia de ese lugar, solo ella y el, se incorporo y pudo ver a lo lejos entre las peonias una persona dirigiéndose hacia ella, iba con un brazo escayolado, se fijo mas, y mientras se ponía en pie empezaba a caminar mas y mas rápido ya que la ilusión que le invadía el cuerpo le pedía poder volver a abrazarle, la chica le abrazaba al darse cuenta que su mejor amigo había vuelto, el le explicó que surgió una guerra y tuvo que intervenir como una ayuda, ahí perdió las comunicaciones, y la localización, estuvo perdido durante 4 semanas pero aun así, a cada despedida del sol sabia que estaría ella en el otro lado para llevarle a casa, siguió lo que su intuición decía y a donde le llevara el saludo y la despedida del sol, además a la hora en la cual se despedía, un brote de esperanza invadía su cuerpo y le hacia seguir adelante, supo, que seria ella.

A veces subestimamos el poder que tiene la esperanza , subestimamos pequeñas cosas en las que no confiamos y no sabemos cuando tendremos que recurrir a ellas y como nos pueden ayudar, una simple unión el un lugar en el que en el algún momento te hizo feliz, puede ser un gran refugio cuando estés perdido o cuando la esperanza se encuentre oscura, haya algún lugar donde podamos encender una luz.

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