CAPITULO 18 ¿Dónde está papá?

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Narrado por Bill.

Solo, roto, triste, impotente.... me sentía de todas las maneras posibles. No podía creer que el momento que había temido tanto, había llegado así, y sin apenas darme cuenta. No hizo falta que Tom me lo dijera directamente. Hacía un par de días que ya podía verlo en sus ojos, y anoche, anoche me lo afirmó.

Estaba en la cocina sentado, jugando con el café que Dereck me había preparado. Cuando dejamos a Alex en el colegio, no pude con las palabras de Tom, con la escena. No pude ver eso. Ver a mi pequeño sin entender nada, tan inocente, y Tom despidiéndose de él. Me tuve que ir de allí. Ni siquiera subí en el ascensor, corrí por las escaleras y sin pensarlo aporreé la puerta de Dereck. No pude explicarle nada, pero tampoco hizo falta, él comprendió todo. Solo dejó que me abrazara a él y terminara por derrumbarme.

– Bill, te estoy hablando.

– Lo siento. – dije sin levantar la vista.

– Anda, ¿por qué no vas a dormir un poco? Te hará bien.

– Si. – ¿podría con esto? ¿podría vivir sin Tom? – No sé cómo... voy a hacerlo.

– ¿Dormir? – fruncí las cejas y negué. – Hablas de Tom. – afirmé desganado. – Pues... no lo sé. – le miré y se rascaba la nuca. Vaya apoyo me he buscado. – Esto me ha pillado tan de sorpresa como a ti. No sé qué decirte.

– Iré a dormir un rato. – me levanté de la silla y me fui a mi habitación.

Al entrar no pude evitar que todos los recuerdos llegaran a mi mente. Observé la habitación y era como, si en ese mismo momento, pudiera vernos a mí y a Tom en esa cama hablando, como lo hacíamos todas las noches antes de dormir. Me acerqué y me tumbé en mi lado, de costado, como en esas conversaciones y miré a la nada, pero en mi mente tenía a Tom frente a mí. Me miraba y me hablaba como siempre. De su trabajo, del día que había tenido, de lo que Alex le había dicho durante el día. Casi podía sentir hasta su cuerpo a mi lado. Sus ojos parpadeando, mirándome, sonriendo...

Cerré los ojos con fuerza.

– No puedo hacerlo, Tom. No puedo. No voy a poder...

Lloré abrazado a su almohada. No iba a poder. Esto era imposible. No podía ni siquiera hacerme la idea. Estaba hecho mierda y apenas habían pasado unas horas.

Sabía que para él también sería difícil y, aunque él tomó la iniciativa, yo le apoyaba. Sabía que tenía razón en todo lo que pensaba y me dijo, porque sus miedos eran mis miedos. Y aunque yo siempre intentaba disfrazarlos diciendo que todo iba e iría bien, que sabríamos llevarlo, que Alex lo aceptaría... en realidad no sabía cómo pasarían las cosas. Tenía tanto miedo como él, y por eso, no me negué. Porque yo tampoco veía otra opción más que... separarnos. Y es por eso que estuve de acuerdo y le dejé ir. Era lo mejor.

Lo mejor para todos menos para nosotros.

– Cariño. Bill. – abrí un poco los ojos, la luz del sol me daba de lleno y no sabía ni donde estaba.

– ¿Mamé? – pregunté confundido. – ¿Dónde estoy?

– En tu cama. Ya son las seis de la tarde. He ido a por Alex. Esta con Dereck abajo, en el parque.

Me senté y entonces caí en la realidad. Al oír a mamá pensé que estaba en su casa, me confundí. Y ahora todo volvía de nuevo a mí. Tom...

Me sobé los ojos, los notaba pesados. Un fuerte dolor de cabeza me golpeó de repente. Me llevé ambas manos a la sien y las sobé cerrando los párpados.

Mentiras en la red 2 - TWC-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora