CAPITULO 33 Nos vamos de boda.

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Narrado por Bill.

Tom me dejó caer a peso muerto sobre la cama rebotando en ella. Me quejé, pero por el susto, no me hice daño. Empecé a reírme como un loco, no sé por qué, pero me entró la risa floja. Lo de que se pusiera burro lo dije en broma, pero no voy a negar que... al pensarlo... un cierto escalofrío me diera... ahí. Me mordí el labio y me quedé mirándole desde la cama. Tom sacó su móvil del bolsillo y se puso a buscar algo. ¿Ahora se iba a poner a mandar mensajes?

– ¿Qué haces? – me levanté un poco apoyándome sobre mis codos.

No me contestó. Una musiquita reconocible empezó a sonar, todavía me reí con más ganas viendo su cara de "te vas a enterar".

– ¿Me vas a hacer un estriptis, amor?

– Cierra los ojos.

– ¿Por qué?

– Confía en mí.

Dudé, pero los cerré. No pensaba abrirlos, quería darle el gusto y, además, esto me estaba gustando. Quería saber qué era lo que estaba pasando por su cabeza.

Oí la puerta del armario. Sonreí y fruncí el ceño. ¿Que buscaría?

– No los abras hasta que te lo diga. Date la vuelta.

– Tom...

– Vamos, hazme caso. Confía en mí.

Me di la vuelta sobre la cama quedando boca abajo, con los ojos cerrados. Me cogió ambas manos y me las llevó a mi espalda. Después noté como pasaba algo por ellas. ¿Me estaba atando? ¿Pero que...?

– ¿Me estás... atando las manos? – abrí los ojos y miré hacia atrás. Pude ver de medio lado que estaba sonriendo. – Serás...

Me cogió dándome la vuelta de nuevo, dejando boca arriba y mis manos debajo de mi cuerpo sin poderlas mover. Me estaba sorprendiendo, esto... estos juegos... ¡por dios, nunca habíamos hecho nada de esto! Me puse nervioso inevitablemente. No sabía que a Tom... le fuera esto. Y aún estaba más nervioso porque no me podía mover. Estaba completamente a su merced, no me importaba, pero coño, que a mí también me gusta tocarle.

La música seguía sonando y Tom se puso a mover las caderas de un lado a otro. De nuevo me puse a reír por sus caras y su baile. Empezó quitándose la camiseta y lanzándola por ahí después de darle varias vueltas sobre su cabeza. Se dio la vuelta, dándome la espalda, y se pegó el mismo un cachetazo en el culo.

– ¡Para, por favor! – me reía como un loco. – Vas a conseguir que me mee de la risa.

– No era mi intención, pero bueno... – se dio la vuelta seria, cogiendo el móvil y quitando la música.

– Tom, no la quites. Sigue. – me sentí mal. No quería joderle el numerito, pero joder, nunca me había dedicado un baile. No lo vi convencido, así que... me mordí el labio de manera provocativa y estiré el pie hasta tocarle la entrepierna.

– ¡Eh! – dio un salto hacia atrás.

– Sigue, amor. Me estaba gustando. De verdad.

– Ya me has cortado el rollo, así que... – soy imbécil. Pero un imbécil con mayúsculas.

– Lo siento... me estaba gustando de verdad, solo que... nunca lo has hecho y me estaba pareciendo gracioso. No te enfades. – le pedí con un puchero en la cara. Se me quedó mirando y se dejó caer sobre mí.

– Ahora vas a tener que ganarte que siga si de verdad quieres.

Bueno, eso tampoco era tan difícil, aunque con las manos atadas...

Mentiras en la red 2 - TWC-RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora