Capítulo 04: adoptar a un animal.

3 1 22
                                    

Zack

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Zack.

Miro a través de la puerta a la chica que se encuentra descansado en su cama de forma tranquila, con las manos a sus lados y me pregunto cómo alguien tan joven no le tiene miedo a morir.

Suelto un suspiro y me dirijo hacia la sala de descanso de los hospitales, no sin antes darme una vuelta por la sala de espera viendo a algunas personas ahí. Algunas son nuevas, otras ya tienen semanas o días.

El chico de diecisiete años se fue hoy en la mañana con su nena entre sus brazos y su novia a su lado.

La mujer que se había encontrado sentada hace tan solo unos días ahora llora desconsoladamente cuando le dicen que los pulmones de su hija están llenos de mucosidad y que para que la niña respire, necesitará llevar oxígeno.

Y el hombre mayor de hace unos días que tenía una revista, sigue ahí, ahora con un libro entre sus manos y con otro cambio de ropa.

Me dirijo hacia la sala de descanso y entro en esta, viendo que se encuentra sola. Aprieto los labios cuando voy hacia el sofá y me dejo caer en este subiendo mi tobillo por mi otra pierna mientras observaba hacia la puerta y el vestido colgado detrás de este.

—Prometo que cuando salgas de acá iremos por ese helado que tanto deseas. —murmuré quitándole el cabello de su cara mientras inhalo y exhalo para no alterarla. Su mirada busca la mía y la máscara del oxígeno le entra demasiado grande para su pequeña cara.

—¿Con mi vestido morado? —pregunta con la voz ahogada y yo sonrió levemente asintiendo.

—Sí, niña, con tu vestido morado...

—Doctor... —unas manos sacuden mis hombros y yo frunzo el ceño por eso, aunque abro mis ojos de golpe viendo a Elizabeth frente a mí, sabiendo que esa no es muy buena señal—. La paciente de la habitación número 18, comenzó con un ataque de tos leve, pero no se ha podido detener. Ha empezado a escupir sangre que al parecer viene desde el fondo.

 Ha empezado a escupir sangre que al parecer viene desde el fondo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era Zoé.

Ahora ya se encuentra más tranquila, acostada en su cama nuevamente, aunque no cierra los ojos, simplemente se limita a ver hacia la nada con su mirada perdida. Elizabeth salió hace unos momentos para ver a los demás pacientes, pero yo me he quedado acá para ver que la tos no haya avanzado. Le tuvimos que poner oxígeno, ya que por un momento sus pulmones no quisieron respirar por sí solos.

hasta las lágrimas se secan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora