Capítulo 5: Un nuevo armamento

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Paco tocó a la puerta. Después de la pelea del otro día el hombre le contó a Valeria lo mal que le fue cuando salió de la cárcel y su idea de reformarse, a lo que la mujer le dijo de hablar más tranquilamente al día siguiente, pues ese día estaba ocupada cuidando de una niña. La imagen que vio aquel día era rara, parecía que la relación entre la niña y la mujer era más de madre e hija que simplemente la hija de un amigo, pero obvió el detalle.

La puerta se abrió y le recibió Valeria con cara seria, Paco saludó levantando una mano y la mujer solo abrió la puerta por completo y le dejó pasar. El hombre entró en el piso y cerró la puerta tras de sí. En el sofá estaba sentado un hombre, lo cual le llamó la atención un segundo para justo luego empezar a entender qué vio el día anterior.

- Bueno, ¿quieres reformarte entonces? - Dijo Valeria mientras se sentaba al lado del hombre.

- Sí, eso era eh... ¿Interrumpo algo? - Dijo apuntando a los dos, sobre todo al hecho de que el hombre estaba rodeando la cintura de Valeria con su brazo.

- ¿Eh? Ah sí, este es Andrés, un muy buen amigo, le he pedido que esté por si era una trampa, perdona.

- Vale, me duele, pero lo entiendo... - Paco se dio cuenta en seguida que la situación no era la que la mujer decía, pero no iba a señalarlo él.

Paco, ya más tranquilo, se sentó en un sillón al lado del sofá donde estaba la no pareja.

- Bien, quería saber cosas, ya te dije que mi mayor problema actualmente es que no quieren contratarme en ningún sitio.

- Bueno, yo tengo dos ideas sobre cómo te puedo ayudar ahí.

Paco ladeó un poco la cabeza, esperaba un consejo, ¿pero dos ideas?

- Mira, tu telaraña genera electricidad, hasta el punto de quemarla, por lo que quiero unas muestras del líquido de las glándulas de tus brazos.

Ambos hombres se quedaron mirando a la mujer, sin palabras.

- Te las pago, obviamente. La otra es repartir flyers de mi negocio.

- ¿No tienes suficientes clientes ya? Esta mañana cuando he venido a recoger a Angie estaba esa mesa hasta arriba.

- ¿Tú has visto lo que tardo en hacer eso?

- Eso es cierto...

- Joder, ¿tan bien se te da?

- Sep, bueno, ¿aceptas?

Paco miró a la pareja, se lo pensó un poco, pero da igual lo turbio que sonase sacarle el líquido ese, necesitaba el dinero.

Paco se encontraba en una silla con el brazo apretado por una venda mientras Valeria tocaba la extremidad en busca de un bulto con una jeringuilla en la boca, preparada para extraer el líquido en cuestión.

- Ehm... Empiezo a tener miedo... - Dijo Paco.

- Tranquilo, solo está concentrada en su trabajo, ¿a que está adorable así?

Paco negó con la cabeza y los ojos desorbitados solo para oír a Valeria gritar de pronto.

- ¡Ahí estás!

Acto seguido clavó la aguja en el bulto que había notado del brazo arrancando un pequeño grito del hombre. El líquido blanquecino empezó a llenar la aguja para luego obligar a Paco a darse la vuelta para realizar el mismo proceso con el otro brazo y un Paco más tembloroso. Valeria consiguió una pequeña botellita del líquido.

- Bueno, no sale nada más así que tendrá que servir de momento, no vas a poder lanzar telarañas en veinticuatro horas. - Dijo dejando la botellita en la mesa justo antes de intentar sacar su cartera de su escote. - ¿Dónde está mi cartera?

Gunspider 3: la gran caceríaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora