• SOMBRA PROTECTORA

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El aire se llenó de electricidad cuando mis palabras, cargadas de enojo y frustración, cortaron el silencio tenso de la oficina. Mi padre me miraba con una mezcla de sorpresa y disgusto, mientras su reprimenda resonaba en mis oídos como un eco distante de autoridad cuestionada.

Ghost, impasible como una estatua de mármol, no hizo ningún comentario, pero su presencia imponente parecía amplificar la intensidad del momento. Su serenidad era un contraste marcado con mi tormenta interna de emociones desatadas.

-¿Necesito protección de un idiota que viene así nadamas?-, espeté, el calor de la ira recorriendo cada fibra de mi ser. Mi padre, irritado por mi insolencia, me reprendió con dureza, pero sus palabras caían en oídos sordos mientras mi rabia continuaba ardiendo.

El aire se cargó con la tensión palpable cuando mis palabras llenas de furia cortaron el silencio de la lujosa oficina. Mis ojos fulminaban a Ghost, cuya presencia era como un recordatorio constante de la falta de confianza de mi padre en mí.

Mi padre, visiblemente molesto por mi actitud desafiante, me regañó con dureza, pero mi ira seguía ardiendo dentro de mí. Su explicación sobre su ausencia por negocios solo avivó las llamas de mi enojo. -si claro tus estúpidos negocios-, murmuré con desdén, incapaz de contener mi sarcasmo.

-¡Ya basta de tu actitud arrogante y escúchame!-, rugió mi padre, su voz resonando en la habitación. Mi rebeldía chocó con su autoridad, dejándome sin palabras mientras me sumergía en un silencio lleno de resentimiento.

-Voy a estar afuera del país y vas a estar a cargo de él y punto-, sentenció mi padre con firmeza, su decisión finalizando cualquier debate. La sensación de impotencia y frustración me invadió mientras sentía que mi libertad se desvanecía bajo el peso de sus palabras.

Con un estallido de rabia, me levanté de golpe de mi silla, sintiendo mi corazón latir con fuerza en mi pecho. -¡Estoy harta de que me quieras vigilar!-, grité con todas mis fuerzas, dejando escapar toda la frustración acumulada. Con un gesto de desafío, azoté la puerta con furia, dejando una grieta en mi corazón y en la relación con mi padre, que sabía que sería difícil de reparar.

Cerré la puerta de mi habitación con un golpe, dejando que el eco de mi frustración se desvaneciera lentamente en el silencio que reinaba en el espacio. Me dirigí hacia el espejo con pasos pesados, sintiendo el peso de mis emociones tumultuosas aún latentes en mi pecho.

Al ver mi reflejo en el espejo, me encontré con una versión de mí misma que apenas reconocía: los ojos aún brillaban con la rabia que había consumido mi ser, mis labios se curvaban en una mueca de descontento, y mi semblante estaba marcado por la tensión y el desánimo.

Una lucha interna se libraba en mi interior mientras luchaba por reconciliar las diferentes facetas de mi ser: la mujer enojada y frustrada que había expresado su furia en la oficina de mi padre, y la hija obediente y controlada que se esperaba que fuera en el mundo exterior.

Con un suspiro resignado, decidí ocultar mis emociones detrás de una máscara de serenidad. Contuve y reprimí mis sentimientos, obligando a una sonrisa falsa a aparecer en mi rostro como si nada hubiera pasado. Mis manos temblaban ligeramente mientras me esforzaba por mantener la compostura, pero sabía que mostrar debilidad no era una opción.

Con cada fibra de mi ser clamando por liberarse, por expresar la tormenta interna que se agitaba dentro de mí, me armé con una fachada de calma y control. Y así, con una sonrisa que no llegaba a alcanzar mis ojos, enfrenté el mundo exterior como la hija perfecta que se esperaba que fuera, ocultando las cicatrices invisibles de una batalla emocional que nadie más podía ver.

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Tras la partida de mi padre, la mansión parecía envuelta en un silencio inusual, como si su ausencia dejara un vacío palpable en cada rincón. A pesar de mi aparente indiferencia hacia su partida, su ausencia se hacía sentir más de lo que estaba dispuesta a admitir.

Decidida a distraerme, me refugié en mi rutina de cuidado de la piel en mi habitación. Mientras aplicaba los productos con movimientos precisos, mi mente vagaba entre recuerdos de mi padre y los sentimientos conflictivos que su partida había desencadenado.

Fue entonces cuando escuché el suave golpeteo en la puerta. Al abrirse, reveló la figura serena de Ghost, quien se recargó en el marco con una presencia calmada pero sólida.

-¿Se encuentra bien, señorita?-, preguntó Ghost con su voz profunda y tranquila, su mirada fija en mí con una mezcla de preocupación y comprensión.

Después de que Ghost me preguntara si me encontraba bien, respondí con brusquedad y un tono un tanto grosero. Él simplemente bufó ante mi actitud inmadura, pero su mirada permaneció imperturbable.

-La verdad es que no importa cómo esté, ¿verdad?-, respondí con una sonrisa sarcástica, dejando claro mi resentimiento hacia la situación.

Sin inmutarse, Ghost respondió con calma: -Aunque esté en esa posición, no cambiará las cosas. Yo estaré a su cuidado-.

Sus palabras resonaron en el aire, recordándome que, independientemente de mis reacciones emocionales, su deber era protegerme. Aunque luchaba contra su presencia, sabía que, en última instancia, estaba allí para mi seguridad.

Con un gesto de desdén, respondí con una risa irónica: -Oh, qué consuelo-, dejando en claro mi desprecio por la situación en la que me encontraba.

Ghost simplemente inclinó la cabeza en un gesto de resignación, antes de retirarse de la habitación con la misma serenidad que lo caracterizaba. Aunque mi actitud podía ser desafiante, su compromiso con su deber permanecía inquebrantable.

Gracias por leer, espero les este gustando la historia, quería recomendarles canciones para la lectura pero no sé cuál JAJAJ escucho cosas que no tienen nada que ver con esto.

Bueno voy a estar escribiendo más seguido ya que ando de vacaciones.

Cuídense mucho 💗

𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐠𝐡𝐨𝐬𝐭 [ghost x lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora