Observé desde mi posición a lo lejos cómo la hija de Alexander Wellington se despedía de su novio con un beso antes de dirigirse hacia donde yo estaba.
Aunque mantenía una expresión impasible, en mi interior sentía una incomodidad creciente al presenciar la interacción entre la hija de Alexander Wellington y su novio. A pesar de que mi deber era protegerla, no podía evitar sentir cierta aversión hacia el hombre que la tocaba de manera tan descarada y arrogante, especialmente sabiendo que Oliver Morgan tenía una reputación como mujeriego empedernido.
Cada gesto de familiaridad entre ellos me recordaba las sombras ocultas que acechaban en el mundo al que pertenecían, un mundo de secretos y engaños del cual yo había intentado alejarme. Verla sometida a las insinuaciones de su novio despertaba en mí una sensación de frustración y desasosiego, pues sabía que merecía algo mejor que un hombre que no valoraba su dignidad y su autonomía.
Además, no podía evitar pensar en las otras mujeres que habían caído bajo el encanto de Oliver Morgan, solo para ser abandonadas a su suerte una vez que él se cansaba de ellas. Era una situación que había presenciado demasiadas veces durante mi tiempo en el ejército, y ver a la hija de Wellington sucumbir a los mismos encantos me recordaba lo frágil que podía ser la voluntad humana frente a la manipulación y el deseo.
Aunque ella no parecía consciente de mi malestar, yo me sentía atrapado en una situación incómoda y delicada. Mi deber como guardaespaldas era protegerla, pero también era importante mantener mi profesionalismo y respetar los límites de mi posición. Sin embargo, en ese momento, me resultaba difícil permanecer indiferente ante lo que presenciaba.
No pude evitar notar la familiar expresión de desagrado en su rostro al percatarse de mi presencia. Con un suspiro resignado, apagué el cigarro y me enderecé, preparándome para su inevitable llegada.
Mientras se acercaba, pude sentir su mirada cargada de desdén y desafío. Pero yo no era uno para dejarme intimidar fácilmente. Mantuve mi expresión impasible mientras ella se detenía frente a mí, con una postura desafiante y determinada.
-¿Vas a seguirme todo el día?-, preguntó con un tono de voz que apenas ocultaba su irritación.
-Es mi trabajo asegurarme de que estés a salvo-, respondí con calma, sin mostrar ningún signo de debilidad ante su actitud hostil.
Ella bufó con desdén, pero no dijo nada más. Sabía que no podía escapar de mí, al menos no sin arriesgar su propia seguridad. Así que juntos nos dirigimos hacia la camioneta, sumidos en un incómodo silencio que parecía pesar más que cualquier palabra pronunciada.
Mientras ghost manejaba, saqué mi teléfono y comencé a enviar mensajes a mi novio. No pude evitar sonreír mientras escribía, sumergida en la conversación con él. Sin embargo, mi distracción se vio interrumpida cuando escuché la voz de Ghost a mi lado.
-¿Con quién estás mensajeando?-, preguntó con su típica seriedad.
Al principio, me sorprendió su pregunta. ¿Por qué le importaría con quién estaba hablando? Sin embargo, decidí tomarlo con ligereza y respondí con una risa nerviosa: -¿Ahora también tengo que decirte con quién mensajeo?-
Su silencio me desconcertó. Esperaba alguna respuesta sarcástica o un comentario mordaz, pero en cambio, se quedó callado, como si estuviera sopesando mis palabras. Por un momento, me sentí incómoda bajo su mirada penetrante, preguntándome qué estaría pensando en realidad.
Frustrada por su aparente indiferencia, Ghost saco un cigarro y lo encendió. No estaba segura si lo hacía a propósito para molestarme, pero su actitud desafiante me hizo perder la paciencia.
-Puedes apagar el cigarro, por favor. Odio el olor-, le dije en voz alta, tratando de ocultar mi creciente irritación.
Sin embargo, él no mostró señales de ceder. En cambio, continuó fumando como si no hubiera escuchado mis palabras. Su negativa a obedecerme solo aumentó mi frustración, haciéndome sentir aún más impotente frente a su presencia dominante.
Mi paciencia alcanzó su límite mientras el humo del cigarro de Ghost invadía el interior del vehículo. Cada bocanada parecía aumentar mi incomodidad y mi irritación.
¿Por qué se empeñaba en fumar justo cuando yo estaba presente? ¿Acaso lo hacía a propósito para molestarme?
Sin poder contenerme más, decidí tomar cartas en el asunto. Con determinación, me acerqué y le arrebaté el cigarro de la boca. Sentí la brasa caliente en mis dedos, pero eso no me detuvo. Tomé un sorbo del cigarro y, con un gesto de desafío, dejé escapar el humo directamente hacia su rostro.
La expresión de sorpresa en su rostro fue evidente, pero no retrocedí. Abrí la ventanilla y arrojé el cigarro fuera del vehículo, permitiendo que el viento se llevara el olor del tabaco.
En un susurro cargado de tensión, le recordé: -Por última vez, odio el olor a cigarro.-
Esperé su reacción, esperando una disculpa o al menos una muestra de comprensión. Sin embargo, lo único que recibí fue una sonrisa irónica y su mirada fija en el camino. Aunque su respuesta no fue la que esperaba, sentí un pequeño triunfo al haber expresado mi frustración, aunque fuera de manera poco convencional.
.
Me acerqué a la habitación de ___ Wellington con sigilo, procurando no hacer ruido alguno. La noche ya había caído y el silencio reinaba en la mansión. Cuando llegué a su puerta entreabierta, detuve mi avance al escuchar algunos sonidos provenientes del interior.
Intrigado, me incliné ligeramente hacia adelante para espiar a través del pequeño espacio. Lo que vi me dejó completamente sorprendido: la joven estaba desnuda, con una expresión de éxtasis en el rostro mientras emitía suaves gemidos.
Mis sentimientos se mezclaron entre la sorpresa y la incomodidad. No esperaba encontrarme con una escena tan íntima, y mucho menos en el contexto de mi deber como su guardaespaldas. Por un momento, me sentí invadido por la sensación de haber cruzado una línea que no debería haber cruzado.
Mientras veía como se tocaba y se masturbaba no pude evitar pensar en nombre de quién lo hacía era vidente que podría ser su novio pero antes de irme pude escuchar un gemido apenas visible alcance a escuchar ghost, quedé sorprendido ante eso se tocaba en mi nombre.
Aunque mis deseos crecían con fuerza y la tentación de entrar y tomar el control era poderosa, me resistí. Sabía que ceder a esos impulsos sería un error, uno que podría complicar nuestra relación y comprometer mi responsabilidad como su guardaespaldas.
Con determinación, me alejé de la habitación, luchando contra la urgencia de actuar sobre mis instintos más oscuros. A pesar de nuestras constantes fricciones y las acaloradas discusiones, reconocí un placer sutil en la tensión que existía entre nosotros. Era como si cada enfrentamiento alimentara aún más el fuego del deseo mutuo.
Aunque nuestras personalidades chocaban con frecuencia, sonreí ante la ironía de la situación. A veces, nuestras disputas y desacuerdos solo servían para avivar la llama de la pasión y el deseo que compartíamos.
Aunque lucháramos constantemente, había un vínculo innegable que nos unía, una atracción y complicidad que no podíamos negar. En ese momento, elegí resistir la tentación, sabiendo que había mucho más en juego que simplemente satisfacer mis deseos momentáneos.
Posiblemente dentro de dos capítulos o el sigues ahora sí vayan a volar los calzones JAJAJA.
Espero les este gustando está historia, posiblemente termine primero está historia a la otra de ghost, se me ocurren mejores cosas en esta JAJA.
Gracias por leer cuídense 💗
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𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐠𝐡𝐨𝐬𝐭 [ghost x lectora]
ФанфикEn el mundo sofocante de la élite adinerada, mi vida estaba marcada por la opulencia superficial y las restricciones implacables. Cuando mi padre me dejó bajo la protección de Ghost, un guardaespaldas enigmático, mi mundo se tambaleó entre la seguri...