Noche de San Juan. Tú tan lejos pero a la vez te siento aquí. Tumbada entre unas piernas que creen conocerme pero realmente no saben nada de mi. No saben que al llegar a casa miraré al techo mientras otros creen que estoy contando ovejas, cuando lo que hago es recordar todos aquellos besos y todas aquellas caricias.
Noche de San Juan. Y me tumbó para mirar a lo lejos, tan lejos que me es imposible creer. Un infinito número de estrellas ante mi. Y una estrella fugaz. Entonces te vuelvo a recordar. Y te pido como deseo. Te pido aquí a mi lado. Que seas tú quien me abrace en las noches de verano y en las tardes de invierno. Y nos recuerdo tumbados. Nos recuerdo porque tú y yo eramos uno aunque fuéramos dos. Y ahora me recuerdo sola, sin tu atenta mirada y tus ganas por todo. ¿Y ahora qué? Ahora soy yo la que se encuentra sin ganas de nada, sola. Sola ante la atenta mirada de gente que quiere comprenderlo todo, y no comprende nada.