ラビリンス

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El sonido de la lluvia era el único sonido que resonaba en sus oídos, no había ni una pizca de rayo de sol, y sabia que los días lluviosos eran los que más le gustaban al Omega pelinegro que estaba al frente de el

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El sonido de la lluvia era el único sonido que resonaba en sus oídos, no había ni una pizca de rayo de sol, y sabia que los días lluviosos eran los que más le gustaban al Omega pelinegro que estaba al frente de el.

Con algo de nerviosismo puso la sombrilla bajo la cabeza del menor, y le dio una pequeña sonrisa.

—Tarōu, no te haré esperar más, se que estás algo desesperado por saber que me pasa y te prometo decir hoy.

El menor quedó en silenció, esperando al Alfa quien parecía sudar frío.

—No voy a dar muchas vueltas pero aclararé tus dudas después, quiero que confíes en mí y se completamente honesto de como te hizo sentir esto, porfavor.

Dijo casi rogando, el Omega no decía nada, lo miraba y con lago de miedo, soltó un suspiro y lo volvió a mirar.

—Me gustas, Tarōu, me gustas tanto, hace cinco años cuando me enteré que era un Alfa empecé a tener sentimientos hacia ti, puede parecerte raro pero todo este tiempo lo estuve ocultando porque tenía miedo de que encontraras a alguien mejor que yo.

El rostro de impresión del Yamada lo decía todo, pero estaba completamente mudo. El mayor dio una pausa para volver a hablar.

—Estuve actuando raro esto días, porque me asustaba el muy probable rechazo que me vas a dar, pero con esto me saco un peso del corazón. Me gustas mucho Tarōu, y se que no es la confesión que te mereces pero quiero que sepas que me tienes mal durante tantos años.

Finalizó con una cálida sonrisa, la rosa en sus manos ya no estaba, ya la tenía el menor. La sombrilla cayó por la colina y el Yamada se acercó a Budo.

Tomándole de las mejillas y acercando sus rostros, sus labios se posaron el los del mayor, haciendo un pequeño beso donde ellos solos se entendían. Las manos de Budo abrazaron el cuerpo de Tarōu, se sentía en el mismo cielo.

Se separaron luego de haberse quedado sin aire, no había sido un beso brusco, fue suave y tierno. Sonrió ante ese pensamiento.

—Tambien me gustas, Alfita. Pero ya no podre llamarte como me gusta.

Dijo con una bonita sonrisa que para Budo eso significaba si a todo, el menor acariciaba sus mejillas con cuidado para dejar un pequeño beso en la nariz de Budo.

—Me gustas mucho, Tarōu, mucho, mucho.

Susurró en el oído del Omega para luego darle un beso que fue más un pico, el Yamada reía ante el aliento del mayor en una zona que el catalogaba sensible.

Pero ignoro ese hecho con tal solo pensar que tenía alguien que lo amase como el lo hacía.

Pero ignoro ese hecho con tal solo pensar que tenía alguien que lo amase como el lo hacía

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𝘵𝘰𝘮𝘰𝘥𝘢𝘤𝘩𝘪 ⸙͎۪۫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora