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Diario de Rocky

Desde que entré en aquella escuela no me había sentido tan a gusto escuchando un secreto. No había ningún riesgo y eso hizo que Rocky decidiera contarme el suyo. Era el único que había aguantado sin contarle su secreto a nadie y eso era un logro.

Su historia no era tampoco muy larga, pero si reveladora para saber más del pasado de mi mejor amigo.

Una vez más, viajamos hasta la niñez del protagonista de la historia. De niño, Rocky, era el típico niño que, si le molestabas demasiado, respondía con un puñetazo. Aunque sus padres le dijeran que la violencia nunca era la respuesta, siempre lo ignoraba. Esta actitud perduró hasta que cumplió los diez años. Ahí, al darse cuenta de que la gente no quería estar a su lado debido a su carácter, decidió cambiar. Un par de años después, se había convertido en un niño encantador, amable, empático y divertido, tal y como era actualmente. Además, una de sus características más envidiables era su sociabilidad. En esos dos años hizo tantos amigos que nunca más volvería a verse solo. Estando con estos nuevos amigos, descubrió su pasión por el cine, puesto que comenzó a ir con ellos todos los fines de semana a ver una película.

- ¿Y si vamos al cine de verano? -. Propuso David, uno de sus mejores amigos.

Después de tanto tiempo, habían llegado las vacaciones y tanto Rocky como sus amigos, estaban deseando salir todos los días.

- ¿Qué pelis echan esta semana? -. Preguntó Rocky intrigado.

- Esta semana echan películas clásicas o, más bien, míticas. Van a poner Regreso al Futuro, La vida es bella, Superman, Rocky...

- La única que no he visto de la que has dicho es la de Rocky -. Aportó Julia, otra de sus amigas.

- Yo tampoco -. Añadió Rocky.

- Pues no se hable más. Ya tenemos plan para este miércoles -. Zanjó David.

Y así fue como Rocky descubrió su pasión por el boxeo. Al ir a aquel cine de verano y ver la película, quedó totalmente maravillado con este deporte, pero, sin embargo, su sueño no era ser un campeón del mundo en el boxeo, si no el actor principal de una película del mismo estilo que la que acababa de ver. Iba a practicar por poder cumplir ese sueño. Además, quería ser él quien escribiera el guion de la película, por lo que fue practicando con algunos bocetos e investigó para esto. Cuando terminaba alguno, se lo enseñaba a todo el mundo que pudiera para que opinaran al respecto. Les encantaba la imaginación de Rocky y lo mucho que sabía para su edad. Un día hizo un guion que a él mismo le enamoró, se parecía un montón a la película que en un futuro le gustaría hacer, pero desgraciadamente, este se le perdió en la calle. Se le volaron todas las hojas y nunca fue capaz de encontrarlas. Sin embargo, el que sí las encontró fue un productor de cine. Pasó un año hasta que esta persona se le apareció en la puerta. Le había encantado el guion y quería adaptarlo. Tenía una amplia sonrisa mientras esperaba a que le abrieran la puerta, pero cuando vio a Rocky con sus escasos trece años, no pudo concederle el placer de hacer de su guion una película de verdad. Aún era muy joven. Debía esperar a tener por lo menos dieciocho años para que se pudiera usar ese guion. La ilusión de Rocky se le borró de la cara en cuestión de segundos. Cuando se es tan pequeño todo te afecta el doble y eso es justo lo que le pasó a Rocky. Tras aquello, decidió practicar boxeo únicamente para mantenerse en forma. Iba todos los días. A medida que fue creciendo, iba simplemente a entrenar por su cuenta. Todo el mundo de aquella zona le conocía y sabía de sus capacidades. Rocky había vuelto a sus inicios de niño violento, pero esta vez, con una comprensión de cuándo debía utilizar esa fuerza.

Uno de los muchos días en los que se encontraba entrenando, vio desde el cristal que reflejaba la calle, como una persona huía de la policía. La situación estaba clara. Sin pensárselo dos veces, Rocky salió del gimnasio para tratar de ayudar.