Capítulo #22★ Cuerpos Atómicos 🍷 Felipe

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¿Estás viendo mis cejas?

No. Estoy viendo tus ojos.

— ¿Mi mirada? — Dice curiosa. — ¿Qué hay en mi mirada?

Para las personas normales... Unos ojos lindos.
— Para mí... Los ojos más atrapantes que he visto. Esos que con solo una mirada fugaz te dejan claro que llegaron para ser tú perdición, esos que ahora mismo me miran de forma tierna pero que en otro momento me habrían mirado de forma tan dominante que hasta el suelo perdería su firmeza. Y que a aquellos desconocidos mirarían de forma tan vacía que los estarías obligando a apartar la vista pero que en el fondo sabemos... que aunque dejen de ver, les sería imposible olvidarlos. Porque no hay manera de olvidar el huracán que es tu mirada, ese que te muestra la ternura de una niña que algún día fue inocente y la ferocidad con la que podría destruirte si así lo quisiera.

Lana se sonrojó.
Se sonrojó tanto que estaba seguro de que podía sentir su propio rubor en las mejillas pero aún así no podía evitar la sonrisa que me invadió al instante.
Aunque ella apartara la mirada apenada.

Abro los ojos mientras me incorporo poco a poco entre tanta oscuridad. Alcanzo el interruptor y enciendo las luces.
Parece haber sido mala idea porque me cegué de momento.

¿Qué hora es?

¡Demonios! Llegaré tarde a la empresa, me quedé dormido.

¿Qué carajos estaba soñando?

Malditos juegos mentales. Llevo una semana entera soñando con Lana y siempre despierto igual de pensativo y distraído.

Hoy no me puedo permitir esto. Necesito estar en todas mis facultades porque hoy será la entrega del pedido del señor Andrade.

¡Parece que lo de Lana se salió de mis manos hace tiempo! Espero que esto no me traiga más problemas de los que ya supone.

⋆★⋆ Lana

Tomaba un café en el balcón de la empresa mientras me daba un momento lejos de tantos papeles y pedidos que organizar.

Lo necesitaba.
Despejar la mente y pensar.

Ha pasado una semana entera desde que tuve mi acuerdo no oficial/ romántico/ sin prisas con Felipe. La semana pasada nos vimos varias veces pero no hablamos demasiado.

Al parecer se está tomando muy en serio eso de "sin presiones".

— Este es el último balcón, dónde generalmente vengo a despejarme.

— ¿Y ella quién es? — Escuché voces a mi espalda reconociendo únicamente a Felipe. Me giré encontrando un rostro desconocido que me miró firmemente.

— Ella es la señorita Lana Oliveira, nuestra gerente y catadora oficial. — Se apresuró a presentarme Felipe.

Mi mirada seguía puesta en esos ojos adormilados pero penetrantes que intentan ver más allá de lo posible en mí.

— Lana — Me sacaron del momento — Él es el señor Steven Andrade. Nuestro cliente más reciente.

Obviamente sabía quien era. Habíamos hablado de él en nuestras reuniones, un pez gordo en el mercado y muy beneficioso para nosotros pero aún no lo había conocido en persona, hasta ahora.

— Lana Oliveira — Extendí mi mano hacía él. — Un placer.

— El placer es mío dulzura — Tomó mi mano y besó el dorso de ella.

«Que asco, odio los tipos así»

Las personas que te adulan y con la mirada tratan de envolverte, haciéndote creer que les fascinas, que horror, no las soporto. Siento que tienen intenciones ocultas.

Mi Marca de VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora