Epílogo

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Kathara

Después de unos días aquí me encontraba yo, al frente de la empresa que con esfuerzo y dedicación logré construir y sacar adelante, llevo tiempo pero había valido la pena.

Algunas personas de las que pasan me observan, ya que llevo minutos aquí parada sin nisiquiera llegar a moverme, aún los medios no saben enrealidad no estoy muerte, y eso tampoco lo saben mis empleados, posiblemente no me reconozcan por mi apariencia, pero es obvio que si hablo y dejo en claro mis locuras y forma de ser lo sabrán.

Sorprendidos estarán, eso es lo de menos.

Zahim hace rato esta en la puerta de empresa, le dije que vendría y les haría una visita, ya que antes le había dicho a Jhesua que no quería regresar aún, él respeto mi desición.

Mis hermanos deben de estar haciendo sus obligaciones, y Zahim él le gusta supervisar la empresa y estar merodeando de vez en cuando, ya que Rossana con ahora cuatro meses de embarazo no hace más que añorarlo a cada rato.

—Ven, no pasa nada. —me sonríe.

Niego pero le hago caso, subo los pocos escalones que hay y llego hasta dónde está.

—Hola, mejor amigo. —lo abrazó y le sonrió con amplitud.

—¡Aléjate de mi hombre, perra! —la exclamación de mi hermana me hace reír, pero me separó. Al ella llegar y verme suelta un suspiro de alivió. —Dios, ya estaba preocupada. —lleva la mano al pecho.

—Deja los celos Ross, sabes que no tendría a nadie más que a ti. Por supuesto que tampoco abrazaría a una chica así, por así. —le comienza a decir Zahim. —Esas hormonas te tienen demasiado celosa. —sonríe y luego deja un beso en sus labios.

Ella le sonrió con amplitud, y me observa.

—Que bueno verte, de nuevo hermana. —ambas compartimos un abrazo mientras reímos un poco.

—Yo también te extrañe. —aseguró y ella sonríe victoriosa.

—¿Quién no va a extrañarme? Soy todo lo que necesitas en tú vida. —sé señala y río.

—Por favor Rossana, tu no le haces falta a nadie, más que a Zahim. —Keisha hace presencia.

Al verme grita logrando llamar la atención de algunos empleados.

—¡Llegó la reina de reinas, mi hermana! —me abraza logrando que casi nos caigamos.

—Ten cuidado Keisha, eres muy bruta. —la regaña nuestra hermana mayor.

—No soy bruta que te quede claro, solo tengo el procesador lento. —asegura. —Bueno... para algunas cosas. —una sonrisa pícara adorna sus rostro y ambas negamos.

—Mejor entremos. —les digo, y ellos asienten en total acuerdo. —¿Y Jhesua? —pregunto a cualquiera que me responda.

—Estaba en una reunión, seguro ahora baja, pronto es la hora del almuerzo. —responde mi mejor amigo. —Y supongo que no sabe que has venido.

—No, no lo sabe. —le doy la razón.

Mi vista recorre el lugar, y sonrió al ver que todo sigue de la misma forma. Los empleados me observan con el ceño fruncido, al ver que los chicos tienen tanta familiaridad conmigo, y por supuesto como ríen y conversan sin ningún problema.

Camino hasta dónde están ambos recepcionista, y les río al verlos. Shantalle y Luis.

—Hola señorita, buenos días. ¿Tiene reunión con él señor Jhesua? —pregunta ella, de forma amable.

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