Cap 69

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Miraba su reflejo con mucha atención, más donde resaltaba una pequeña herida en su cuello, paso sus dedos por todo el contorno sonriendo. Cerró sus ojos imaginando unos dedos finos acariciar su herida, unos labios besar su barbilla.

Se detuvo abruptamente al escuchar la puerta de su habitación, volteo los ojos al ver aquel color de cabello tan llamativo. Disimulo el estado acelerado de su cuerpo con arreglar su ropa.

-¡Te lastimó, me humilló y no haces nada!-

No quería voltear y ver las rabietas de una chica. Con paciencia arreglaba su cabello, Liana lo miraba alarmada.

-No recuerdo haberte dado permiso de entrar a mi habitación sin anunciar- esta vez sí volteo a verla.

Liana cerra sus manos fuertemente, aquel hombre era peligroso.

-Te acuestas conmigo y quieres que espere tu permiso- comenzo a quitarse el vestido. Sin apartar la mirada de su Lord quedo solo en ropa interior.

Tom se acercó acariciando los hombros de la pelirroja, quería matarla si no fuera entretenido estar con ella. La empujó con fuerza, sentandola sobre su escritorio, no le importó nada ver fragmentos en el suelo por los jarrones que estaban sobre el escritorio.

Intento retirarle la poca ropa que le quedaba, ansiaba imaginar aquel cabello blanco esparcido por la madera negra de su escritorio. Que aquellas manos que hirieron su piel fueran las responsables de acariciar esa zona.

Una silenciosa presencia los miraba con burla, estaban tan sumergidos en su mundo que no advirtieron a su espectadora. Camino despacio hasta estar demasiado cerca, Liana gemia con sus ojos cerrados, la loba tenía a sus presas.

Ambos saltaron al sentir unos brazos aferrarse a sus cuerpos. Liana se enfrentó a una mirada para nada humana.

-Estas muy rígida querida- sus ojos grises demostraron un brillo espeluznante, se separó deteniéndose cerca de una pequeña estatua de la grandeza de los magos sangre pura al imponerse ante los muggles. -Lindo arte-

Liana se separó ocultando su cuerpo de Rellish, su respiración era muy rapida, tomó su varita con un solo pensamiento en la cabeza. Tom la detuvo al tomarla del brazo, ambos se enfrentaron en presencia de la intrusa.

-¡No tolerare más de tus burlas!-

Como pudo el mayor empujó a una muy enfurecida Liana, sujeto de la cadera a Rellish sacandola de la habitación al solitario pasillo, ambos pechos chocaron por el inesperado movimiento. Olio su fragancia, podía sentir la suavidad de su cabello y la atracción de su cuerpo. Bajo la cabeza tratando de besarla, una vez probó esos necios labios, dejándolo perdido ante su sabor y suavidad.

-Quiero que me entreges a mi futuro marido mañana- Detuvo su avance, la miro viendo seguridad en su gesto. ¿Por que no podía matarla, que lo detenía? Eris se separó sin darle la espalda ningún segundo, se casaría con Snape por un deseo egoísta. -Hoy en mi mansión realizaremos un fiesta, estaras ahí junto a mi- le sonrió sin verdadera intención.

No dijo nada, solo la miro marchar.

Un búho picoteo la ventana sucia de su hogar, le dio agua y pan al mensajero. Sabía que no era nada bueno al ver aquel sello, no esperaba señales de los Rellish. Frustrado abrió leyendo el contenido, cada letra era una ola de enojo, su mente se nubló, al terminar rompió la cartaysin varita varios de sus muebles salieron disparados hasta el otro lado de su casa por la explosión.

Camino hasta sacar una botella de whiskey de fuego, no busco una Copa. Bebió desesperadamente de la botella maldiciendo su vida. Más calmado subió la escaleras de su habitación buscando un atuendo digno para aquella farsa.

En la mansión de Eris Rellish los muebles flotaban por la magia de la elfa que despejada el Salón para aquella fiesta. Cada bocadillo estaba en su lugar al igual que cada puesto en la mesa.

Los padres de su amita ya se encontraban ahí, no subieron para ver a su hija. Estaban en un rincón del salón con la mirada perdida.

Eris se encontraba alistándose enfrente de su espejo, miraba que cada detalle de su vestimenta estubiera en su lugar, trato de humectar sus labio fallando por sus manos nerviosas. Frustrada dejó caer los objetos con violencia en su tocador.

Una mano más grande y calida tomó sus mano temblorosa, por el espejo vio a Silas en su lado derecho y al otro estaba Helena la mujer loba que esperaba a su bebé. Se levantó alamarndo a sus acompañantes, no era el día de mostrar debilidad.

Avanzó a buscar su botella de vino, sin éxito al interponerse en su camino Helena.

-No lo haga, tiene que estar lúcida para esto-

Tenía toda la razón, su cuerpo necesitaba alguna distracción o sino terminaría huyendo a su forma de lobo. Silas busco entre sus cosas hasta sentir el objeto pequeño junto a una pequeña caja, era mejor esto para calmar la a que su mente se nublada por el alcohol.
-Toma uno- Eris no entendía a que se refería hasta que vio aquello, lo había visto en los barrios muggles, los hombres los utilizaban. -No beber así ninguna gota-

A regañadientes tomó aquello, se sintió tonta por no saber cómo usarlo, Silas con toda la paciencia se lo quito de la mano y con destreza lo encendió.

-Huele horrible- dijo viendo a Helena.

-Te ayudará, algunas damas como yo los utilizabamos para calmarnos- Helena acarició su estomago -Lo deje al saber que mi bebé crecía adentro de mi-

-Despacio y relajate-

Eris dudo, acerco aquello a sus labios y sintió su sabor, lo tibio en su interior. Después de unos minutos su cuerpo dejó de mostrar signos de nerviosismo.

Fumar ayudaba.

-La hora se acerca y no está aquí- menciono en voz baja, inhalando aquel humo.

Algunos invitados comenzaban a entrar, saludaron al matrimonio Rellish, ambos como dictaba su linaje tenían aquellas máscaras a juego, símbolo de compañerismo, lealtad y unión. Los músicos comenzaron a llenar el ambiente con deliciosa melodía, los Malfoys entraron con un hermoso bebé en brazos que dormía cómodamente en los brazos de su madre.

Varios rodearon a aquel par, que orgullosos presentaban a su heredero Draco Malfoy. Atrás de ellos les seguía Bellatrix del brazo de Rodolphus, la peli negra busco a su amiga sin resultado alguno.

-¿Donde esta Snape?- pregunto Arzhel con disimulo a su esposa. Esta nego sin apartar la mirada de la entrada.

Severus había llegado hace varios minutos, caminaba por los jardines de la mansión Rellish. Su mente dolía y su corazón no dejaba de palpitar muy rápido.

Una rama despertó su instinto de supervivencia, saco su varita con destreza en dirección a su atacante. Se detuvo al ver a aquella mujer ante él.

-La fiesta es adentro- su voz lo molesto -¿Puedo preguntar por que estas aquí y no junto a tu futura esposa?-

-No- fue lo único que mencionó, intento alejarse lo más rápido que pudo.

-¡Severus!- paro al escucharla gritar su nombre, volteo a verla. -No lo hagas, ella es un completo monstruo, viste lo que hizo con nuestro Lord, no le teme a nada-

-Liana deberias seguir tu camino- trato de soñar lo más respuetoso posible -No pedí tu opinión-

La mujer negando se acercó tomándolo en un abrazo desesperado, era una simple fiesta pero sabia que seguiría mañana. No le importó le rígido que estaban los hombros de Severus, ella quería su cercanía.

-Huyamos juntos- susurro -Dejame liberarte de ella-

El pelinegro la empujó, él no necesitaba protección. Se unió a los mortífagos para demostrar su valía, Liana y Eris solo eran un gran estorbo para él.

No dijo nada, sintió la sensación de que lo observaban, levantando la mirada hasta una de las ventanas de la mansión la vió. Como un fantasma en aquella oscuridad, exquisita en aquel vestido, sus ojos atentos a cualquier movimiento, se alejó muy despacio.

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