Cap 70

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La música cambio su tonada, los invitados se alistaron para recibir a la futura señora Snape. Justo a tiempo Snape entró, asintió a los padres de Eris que lo miraban con enojo por su descortés comportamiento. Espero al final de las escaleras, cada mirada estaba en él, incluso la del Lord.

Escucharon el cerrar de una puerta, aplaudieron al ver el comienzo del vestido rojo, Eris bajaba con elegancia, llevaba aquella máscara por lo que su rostro no se podía apreciar del todo. Eso no afectó nada pues su cabello llamo toda la atención, ya no era aquel blanco puro, caían rizos rubios.

La magia había hecho maravillas, al estar al pie de las escaleras ante ella se extendía la mano de Snape. Levanto la vista a sus invitados que sonreían, más no tocó la piel del hombre, engancho su brazo en el de él.

Esto provoco algo en el pecho de Severus. Que pasaría con ellos mañana, caminaron hasta acercarse a los padres de Eris, como tradición ambos se arrodillaron a la espera.

-¡Como el mayor y jefe te doy la bienvenida a mi casa!- con titubeo puso su mano en el hombro del pelinegro -¡Asi como mi padre lo hizo conmigo yo lo haré contigo. Hoy pasas a ser mi hijo, mantendras en ti las leyes de mi casa, lealtad, amor, valentía y astucia!-

Adhara se acercó, su hija evitó su mirada. Puso su mano en el otro hombro de Snape.

-¡Di a luz a una hermosa hija, mi luz y mi tesoro!- Eris mordió su mejilla por tales mentiras -¡Te la entregó a tí, tú que te a cobijo como si fueras mi hijo!-

Los mayores soltaron los hombros de Severus, tomaron una caja y se la dieron a los futuros esposos. Ambos la abrieron, ante ellos dos máscaras a juego con los colores negros y plata.

Eris con suavidad retiro su máscara, tomó la máscara de Snape para colocarsela, este inclinó la cabeza, sintió remordimiento al ver su cicatriz. Una cualidad de Rellish era que a pesar de los golpes y las heridas jamás se inclinaría, el pelinegro recordó verla destruida tras la cachetada de Adhara y solo ese segundo basto para que él reconociera que la vida le había dado una madre amorosa.

En cambio para Eris su madre nunca velo por su bienestar.

Detuvo su mano con delicadeza, antes de que Eris hablará beso la mejilla que estaba marcada. En su interior aquella muestra era una disculpa silenciosa, se separó. Se guardó aquella sonrisa al verla confundida, se acercó una vez más y beso sus labios. Mientras uno sentía calidez, el otro sentía millones de agujas en su interior.

Los invitados aplaudieron al ver la hermosa escena. Levantaron sus copas por la unión de estas dos almas que bajo sus ojos estaban destinadas a estar juntos.

Eris se separó sonrojada, para salir de su aturdimiento colocó la máscara de a Snape y él hizo lo mismo por ella. Se levantaron aún sin tomarse de las manos. La música sonó y llegó la hora del baile. Severus se acercó para dirigir a Eris a la pista pero esta ya no estaba junto a él. La busco hasta encontrarla cerca de Bellatrix, estaba dispuesta a dejarla ir.

Silas se acercó hasta la futura esposa, con respeto interrumpió la charla de las damas y tomó la mano de Eris llevandola a un baile lento. Esto no le gustó para nada a Snape.

Eris comenzo a reír tras cada vuelta que le daba Silas. Amaba que fuera fuerte, a lo lejos vio a Helena que le sonreía. Esos momentos la ayudaban a olvidar todas sus desgracias. Su mente reprodujo cada momento que la hacían sentir en paz, la ironía era que esos momentos no pertenecían con sus padres o el tipo que compartiría su vida.

-Te tengo un regalo- sintió cosquillas cuando su compañero de baile le susurro. Silas saco un caja pequeña del bolsillo de su abrigo. Rápidamente este creció hasta ser mediano, lo tomó como una niña pequeña. -Se que a los puristas no les interesa cosas muggles pero creeme este te servira-

Con una sonrisa soltó el listón, al abrirlo jadeo.

-¿Esto es de verdad?-

El hombre asintió abrazandola.

-Prometo enseñarte a usarla-

Eris levanto una ceja con picardía, en un movimiento rápido saco su regalo de la caja. Apuntó hacia arriba y un sonido fuerte alertó a los invitados. Algunos se tiraron al suelo, Tom y Liana miraban a Rellish.

-Aprendo mejor sola Silas- bajo el arma con una sonrisa burlesca. La vio con mayor atención, era perfecta para ella. -Gracias- se puso de puntitas dándole un abrazo fuerte re costando su cabeza en su hombro.

Con amabilidad se despidió del hombre, camino hasta su habitación. Necesitaba quitarse ese vestido y ponerse algo más cómodo para ella, se detuvo enfrente de su espejo. Quito la mascara, dio lugar a una sonrisa sincera, que borro al instante de ver unos ojos furiosos reflejados en el vidrio.

-No te gritare por lo que te hice antes- con su varita su cabello volvió a ser el verdadero. -Eres rápida querida-

Liana avanzó rápido hasta impactar su mano en la palida mejilla de Eris. El fuerte golpe le dejó una marca roja, la peliblanca se levantó al salir de su aturdimiento tomando del cuello a la pelirroja.
-¡Si te vuelves su esposa será tu desgracia!-

-¿Crees que si me hago a un lado Snape ira hacia tí?- apretó mas, la arrojó al suelo con todo su peso encima.

-No, pero estas dispuesta a casarte con él sabiendo que desea a una sangre sucia-

Rellish soltó su agarre tras escuchar aquello. Con determinación trato de alcanzar aquella arma, apuntó dispuesta a todo.

-¡Basta!- grito Adhara horrorizadadetrás de ella entraron Arzhel, Lucius, Rodolphus y Severus.

-¡Ustedes los Rellish son lo peor, ojalá que se extinguieran- Liana enfurecida golpeo la costilla de Eris, tomó el arma y apuntó a la madre de esta. -¡Debo arrancar la mala hierba desde la raíz!-

Arzhel trato de salvar a su esposa, más Snape se le adelantó. La empujó fuera del alcance de aquella cosa, sintió dolor y calidez en su brazo izquierdo.

La pelirroja observo alarmada su desliz. Su cuerpo comenzo a temblar, se arrodilló arrepentida de ver su desastre, Lucius y Rodolphus la tomaron de los brazos sacandola de la habitación, Adhara se había desmayado por lo que su marido la cargo siguiendo a los caballeros.

Eris inmobil observaba el líquido carmesí ensuciar su piso. Su mandíbula se tenso de oler tan magnífico aroma, en su brazo sintió hormigue y una molesta punzada.
Severus sabia que la herida no ponía su vida en peligro. La bala seguía adentro pero sólo el músculo había sido lastimado, sostuvo su brazo con fuerza. Rellish seguía sin moverse.

-¡Amita!- Nisa sostuvo las manos de la peliblanca que seguía en trance. Como pudo atendió a ambos en aquella fría habitación.

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