ROMPECABEZAS

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Todos nacemos con un destino,con un hilo rojo o algo que hacer en este planeta eran comentarios que a veces escuchaba— pero a él no le importaba solo eran puras tonterías que decía la gente para no estar solo y seguir adelante cuando uno ya no puede más — sus amigos y una pérdida grande en su corazón  era todo lo que él tenía, gente que encajaban bien con él, —no necesitaba más ni menos, solo su voluntad y fuerza y su  gente que aló  largo de los años a estado—

Eso estaba bien, nunca pensó en una relación seria una persona de una sola noche era lo único  y necesario, trabajo,  amigos y poco de alcohol,era lo que su mente decía que estaba bien.

Pero al despertar por todo una semana con un rubio a lado de él, pareciera que su torre de papel se desplomaba y todo lo que una vez era perfecto se perdía al ver su sonrisa, al sentir su calidez y sus lindos ojos cuyo mar parecían y aún en cama con un peso extra que lo abrazaba como si su vida dependiera de eso, su rubio acompañante dormía en su pecho, enredando unas de sus piernas y su mano en su cintura era lo mejor que le hubiera pasado,y lo mejor que podía era verlo y no moverse mucho para que siguiera así envuelto en el.

En su vida jamás pensó en eso del amor pero aún era demasiado rápido,solo era una semana que compartía con él, pero era más que amor, era más que una vida era más que eso y a Zoro le gustaba la calidez que su corazón emitía al estar con él,— sabiendo que él era un poco perdedizo o despistado y que los lugares se movían para confundirlo,era todo lo contrario con el — era como un mapa que sabía a la perfección por dónde caminar por dónde tocar, que palabras decir en su oído,en dónde besar y morder.

Zoro Roronoa el hombre más perdedizo del mundo había encontrado un mapa que solo sabía leer él y eso le encantaba y con ese pensamiento empezó a tocar a su acompañante con las yemas de sus dedos poco a poco deslizando sus manos y besando su cabellera rubia deseando tomarlo como en la noche.

Mientras su compañero empezaba a sentir las caricias que hacían estremecer su cuerpo y hacerlo despertar de las mejores maneras— volteaba a verlo con una perfecta sonrisa y con el pelo alborotado que se podía ver bien sus celestes ojos se acercó para darle un beso dulce tranquilo y lleno de amor— y aún que el rubio no sabía bien lo que eran, tampoco quería dejarlo y así empezó una batalla de besos y sonrisas por la mañana.

Zoro envuelto en su pequeño mundo de cuatro paredes que solo se escucha el retumbar de las sonrisas y palabras de amor que se daban cada uno, era más de lo que viera pensado tener, pero era amor?

Zoro aún no lo sabía, pero ver así al rubio desnudo dándole todo lo hacía sentir diferente, y si le preguntaran a su acompañante rubio también le diría lo mismo pues como él no creía en cosas del amor a primera vista y almas gemelas, de hecho las palabras que utilizó para cuándo empezaron fue— yo solo creo en los momentos y si gustas te puedo regalar unos de tantos.—

Así empezó, pero le gustaría que terminará, ciertamente no, pero un beso en su cuello lo hizo estremecer y olvidar todo y solo enfocarse en tocar y amar el hombre que tenía con sus mejillas rojizas,con una linda capa de sudor que olía a vainilla y se arqueaba al tacto de sus manos.

Zoro deseaba todo de él, a todo momento su mirada no se aparto ni un segundo del cuerpo de su compañero que era tan hermoso casi irreal ante sus ojos, pasó su pulgar sobre sus pezones, recibiendo un grito ahogado cuando su boca atrapó uno mordiendo suavemente mientras el rubio se retorcía debajo de él.

Y si Zoro y su acompañante no creían en el destino de dos personas al estar juntas, por lo menos para el  eran como dos piezas de un rompecabezas que encajaban de maravilla pues de tantos juegos previos y besos apasionados que llegaban hasta los huesos, le hacían sentir tranquilidad y familiaridad de que ese era su lugar,dónde siempre tenía que estar,que encajaban tan bien y aún que  su impaciente compañero pedía por más de él, quería tenerlo por completo y con su voz pedía clemencia y que le diera lo que tanto quería.

“Zoro, más ”

Una sonrisa ladina se formaba en su rostro, al ver  como pedía por él,su mal hablado y un poco arrogante cocinero pero con un gran corazón, lo tenía pidiendo de él y  gustosamente cumpliría todas sus demandas y alineando su enorme falo en el pequeño orificio de su amado lo metió de una y ahí estaban,las piezas que eran ellos, al enroscar sus hermosas piernas a la cadera de Zoro al arquear su espalda, al sentir tanto placer,el solo tenerlo adentro de él, y enloquecer de a poco,al empezar con su vaivén,ni flojo ni perezoso era perfecto sus miradas lascivas de cada uno, su respiraciónes entrecortadas y sus muchos jadeos que se escuchaba de esa habitación, era perfecto.

Entonces zoro ya tenía todo, no un destino si no un momento que quería que fuera para siempre,un amor verdadero que sentía florecer en su vida aunque él todavía no lo creía y una pieza que jamás pensó tener un su vida pero encajaba de una manera rara con malas palabras con  comida deliciosa que hace por las mañanas,un camino en dónde no se pierde y una piel que suda junto a él y pide que no se alejé, su pieza más imperfecta como perfecta que tiene y le gusta como se siente al ver sus sus ojos como conectan con los suyos mientras lo sigue embistiendo fuerte y apasionadamente con un toque de amor.

Su pieza que jamás buscó ahí estaba y lo amaba como un loco su rubio, compañero y amante Sanji






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⏰ Última actualización: Mar 26 ⏰

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