VI+

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   Frenkie se sentía angustiado. Tenía que volver al hogar de Marc. Debía de hacerlo, aunque eso esté mal. Deseaba repetir el momento del día anterior.
  El diablo lo llamaba a danzar con él.






























  Aprovechó que era de noche, pues ahí nadie se daría cuenta de que se había escapado. El chico no contaba con que alguien había notado su ausencia, Mikky. Ella ya no podía detenerlo, ella no traicionaría a su religión.
  No quería aceptar que Frenkie estaba sumido a él. El diablo lo llamaba a comer con él.































  Llegó a la casa del susodicho. Estaba parado frente a la puerta, nervioso. Tenía miedo de lo que pase, ¿y si estaba molesto con él? ¿Y si no lo quería ver de nuevo? Que más da, que sea lo que Dios quiera.
  Tocó la puerta, despacio y temeroso. Esperó, y luego, ahí estaba, el hombre que lo cautivaba tanto, parado en el umbral.

  El hombre le había dado lugar para que pase. Ninguno de los dos pronunció tan siquiera una palabra. Se habían hundido en un beso fogoso. Marc lo alzó, y sin cortar el beso, lo llevó a su habitación.

Se despojaron de sus prendas rápidamente. Se miraban con deseo.
Marc recuesta a Frenkie en su cama  y pone tres de sus dedos en la boca del chico.
Cuando sintió que ya estaban humedecidos, el hombre los introduce uno por uno en la entrada del menor.

  Para Frenkie era algo nuevo, jamás hubiera siquiera imaginado que estaría de esa forma, sumiso ante un hombre que apenas hace unos días lo conocía.

Marc sintió que ya era el momento, saca sus dedos y alinea su miembro erecto en la entrada del menor.-¿Seguro que quieres hacer esto?-

-Sí, estoy seguro.- Solo eso bastó para que el mayor enterrara su miembro en él. No lo iba a negar, le dolía, pero se sentía bien.

Marc pacientemente esperó a que el contrario se acostumbre, su tamaño no era para principiantes.

Frenkie mueve sus caderas, estaba necesitado. El mayor arranca con un ritmo lento, el joven se volvía loco, que Dios se apiade de su alma.-M-marc, más, p-por favor.-

  El hombre empuja más fuerte sus caderas, y levanta las piernas del chico, colocándolas sobre sus hombros.

  Frenkie no paraba de gemir, sentía tanto placer que en cualquier momento se desmayaría.

  Estaba pecando, era un traidor ante los ojos de Dios. ¿Qué diría el sacerdote al verlo de ese modo? Teniendo relaciones sexuales con alguien que acababa de conocer. El diablo lo llamaba a caminar con él.







Había llegado a la cúspide del placer, había acabado. Sin embargo, Marc seguía penetrándolo. Bastaron unas cuantas estocadas más y el hombre había eyaculado dentro de él.













  El diablo lo llamaba a pecar con él.

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pido mil disculpas, no sé escribir este tipo de cosas.

Cualquier duda o consulta escribanme.

besos.

Religious |ᵐᵃʳᶜᶠʳᵉⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora