Fruto podrido sin pecado [Dogday x Catnap]

❂☪

Advertencia ⚠️

Esta historia puede contener contenido sensible y poco moral, no se busca romantizar estos actos solo entretener al lector.

Sin más que decir, comencemos.

Y ahí estaba el canino, siendo perseguido por los pasillos de aquel almacén pegado al Playcare por el felino, era obvia su nula posibilidad pero lo que lo impulsa a a intentarlo era sus ganas de vivir fuera de las ataduras que hace unos momentos antes de la persecución poseía.

Lamentablemente llego a un callejón sin salida, donde aquel humo rojo esperaba en la densidad y profundidades del pasillo, para su mala suerte el gato le pisaba los talones y en menos de lo que pensó, con el pasillo a media luz se arrastró el gato a su posición, rascando el piso y dejando marcas.

— Por favor, solo dejame ir - Suplico el canino en lágrimas mientras se pegaba a la barricada de escombros qué hacían acabar aquel pasillo sin salida.

El gato solo se acerca a, meneando su cola como si preparará para atacar  a la presa, para a continuación lanzarse al perro colores caramelo, lanzadolo al piso.

—Por lo que acabas de hacer debería de matarte - Dijo la voz retorcida del gato, para luego con su pata presionar al Canino para no se levantará.

— Solo dejame ir~ - Rogó nuevamente entre soñozos, metiendo su cola entre sus piernas por miedo-

Catnap simplemente soltó una risita retorcida y paso su garra por la espalda de Dogday, dejando un arañazo muy grande y con sangre, haciendo que el canino soltara un desgarrador grito por el dolor que le acababa de provocar aquel arañazo en la espalda, ya que Catnap no media la fuerza que ejercía por estar agitado después de correr persiguiéndolo.

— P-por favor suéltame~ - Chillo mientras lloraba por dolor y miedo ante lo que el gato por castigo le podía hacer.

El felino sin más mordió de manera brusca el cuello trasero del canino, clavando sus pequeños sientes lo suficiente para suficiente para hacer sangrar con esos diminutos dientes que no se podían ver a simple vista, mientras que el canino se sumerguia por el humo que empezaba a llegar a su nariz al mundo de pesadilla y sueños.