KARA
El tintineo de las copas sobre el fulgor de las risas vibraba por todo mí cuerpo. El antifaz se unía a mí rostro, ocultando todas mis facciones. En cierta forma, volver a ocultarme bajo una máscara me producía una satisfacción incomparable, cómo contemplar la divinidad del mundo a través de una cáscara protectora.
Las personas a mí alrededor estarían pensando en la Ladrona de Espejos, asumiendo las consecuencias de mis pecados y probablemente muy lejos de Prakva. Quizás alcanzando las tierras que limitaban los efectos de la guerra, en alguna parte en medio del calor y la sed extrema. Exiliada del mundo, perteneciendo a las tierras de nadie.
Algunos me culpaban por desencadenar la guerra a Prakva, otros probablemente habían escuchado mis palabras en la transmisión. Pero en este mundo, resultaba más fácil culpar a alguien.
La chica que me había asignado Marxel se trataba de unas familias más adineradas de la zona Elitista. Había sido educada por las mejores academias del país, y lo que se esperaba de ella era tan sencillo cómo intentar llamar atención del Kaíser para convertirse en la próxima Kaisserina. Había tenido a muchos pretendientes con una lista de los mejores candidatos de Prakva, pero rechazó a todos y cada uno de ellos. Su ansía por alcanzar el título real había provocado una enemistad con la hija de los Bennet, Samaria.
Los familiares Bren se encontraban al lado de los banquetes de comida, entremetidos con varios elitistas privilegiados, y cuándo me notaron entrar, la madre de cabello oscuro y ojos marrones alzó la copa en mí dirección. Me preguntaba que trato había hecho el Káiser para remplazarme en aquella fiesta.
Por un instante, vi a mí madre con una sonrisa alegre haciéndome una señal para que me acercara, y a mí padre a su lado, riéndose de algún comentario que había hecho mí hermano. Sentí una punzada de dolor, mientras intentaba apartar el recuerdo de mí mente.
—Poppy Bren —se escuchó una voz ronca y aterciopelada a mis espaldas. Al darme la vuelta, me fijé primero en su esmoquin negro combinando su cabello azabache y luego en cómo esbozó una sonrisa radiante—. Estás preciosa.
Una risa se escapó de mis labios y Dante se acercó a mí, acortando la distancia entre los dos hasta alcanzar la curvatura de mí cintura y en un movimiento imprevisto, me acercó lo suficientemente cerca.
Su mano se deslizó detrás de mí nuca con una arrebatora confianza y pronunció muy cerca de mí—. Tenía razón, Kara.
Mí sonrisa se tensó.
—¿Sobre qué?
—Sí ocultan algo —sus labios ahora rozaron mí oído y me estremecí ante su contacto. Sabía que su cercanía formaba parte de una mascarada, una forma de integrarse con la sintonía del baile, pero no podía evitar tomarme por sorpresa—. En especial Marxel. Nos ha estado mintiendo todo este tiempo.
Fruncí el ceño, sintiendo el corazón latirme demasiado rápido. En cierta manera, cuándo se lo había comentado a Dante en el salón de entrenamientos, sabía que era cierto, pero temía cuál fuera la razón.
—¿Qué quieres decir? —ladeé la cabeza.
Dante deslizó la mano al lado de mí cabeza y tomó una bocada de aire. Pronunció con un tono demasiado bajo—Es el ladrón de Humo, Kara —afirmó, tomándose un tiempo hasta explicarse—. Al parecer, ha estado saliendo de la Alta Torre sin ser visto. Los empleados le han visto llevar una máscara y ropa bastante oscura.
Sacudí la cabeza, negando lo que había dicho.
—No tiene sentido...
—Piénsalo, Kara, ¿Quién crees que entró en tú habitación esa noche? Está obsesionado contigo en todos los sentidos desde que te fuiste a la Reserva —susurró, apretando sus manos en el contorno de mí mandíbula—. No es la persona que crees que es.
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Ladrón de Humo| 2
Ciencia FicciónDespués de escapar hacia la zona norte, Kara descubrirá que el mundo de los rebeldes no es tan malo como parece y que detrás de todas las decisiones tomadas por los grandes líderes prevalece una historia y muchos secretos enterrados. La Orden está e...