𝐀𝐋𝐈𝐂𝐈𝐀 𝐄𝐍 𝐄𝐋 𝐏𝐀𝐈́𝐒 𝐃𝐄 𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐑𝐀𝐆𝐎𝐍𝐄𝐒┃❛ Pintamos las rosas blancas de rojo ❜
Alicia Everdeen, una joven chica de cabellos dorados y ojos verdes. Hija de una de las tantas sirvientas que la fortaleza roja poseía.
Era una joven...
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Daemon se había alejado sin decir una sola palabra, dejándola tan solo con la brisa que entraba de alguna que otra ventana rota. Su interacción con aquel príncipe la dejó algo abatida y lastimosamente no tenía como recuperar su energía, ya que todavía se encontraba repleta de tareas que realizar.
Sus manos estaban metidas en el gran bolsillo de su delantal, mientras que prestaba atención a cada palabra que salía de los labios de su progenitora, pues estaba a minutos de ordenar la gran mesa en donde se llevaria a cabo la cena de la familia real. Nada debía salir mal, ya se lo habían repetido más de las veces que podría contar con sus dedos.
─¿Entendiste, querida? ─La miró, inquisita, esperando que negara o afirmará.
─Cada palabra, madre ─asintió, fingiendo una mirada seria que no le salía para nada natural.
─¡Alicia! ─Casandra ya se encontraba llamándola.
─Ve ─Le indicó y ella solo obedeció sin chistar.
Con la poca velocidad que le otorgaban sus pies, llegó hasta su amiga.
─Lleva las otras copas ─habló algo apresurada, pues sus manos estaban repletas de utensilios.
─¿Las verdes o las negras? ─cuestionó al ver los distintos colores.
No recibió respuesta, Casandra ya no estaba con ella y las demás criadas estaban demasiado ocupadas para detenerse un segundo y escuchar sus palabras.
─Bien, elegiré yo entonces.
Agarró tan solo cuatro copas verdes y las puso sobre una bandeja blanca, mientras que las otras copas fueron en otra bandeja del mismo tono que la anterior. Sus dos manos eran lo suficientemente ágiles como para sostener las bandejas sin que estas se dirigieran al suelo.
No tardó en llegar a la extensa mesa donde varias criadas ya estaban. Dejo las dos bandejas y comenzó a acomodar las copas, siendo dirigida por la madre de Casandra, quien le indicaba donde se sentaría cada persona. Las copas verdes habían ido en los asientos de la reina Alicent, Otto Hightower y los dos príncipes, Aegon y Aemond. Cuando terminó su labor siguió con alguna que otra petición de su madre. Las peticiones terminaron y para matar su aburrimiento, comenzó a hacer formas con las servilletas sin ser notada por el resto del personal. Logro hacer dragones, una paloma y un intento de perro que no le salió muy bien. Dejó cada uno sobre los platos, esperando que fueran del agrado de los príncipes.
