◇єℓ ∂єѕєσ ∂є αмαя ραяα ѕιємρяє◇

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Joaquín le había dicho que no valía la pena enfrentar a Marco, pero, el que le siguiera mandando mensajes al castaño pidiendo verse, le está colmando la paciencia. No es que estuviera fisgoneando en el celular de Joaquín, fue el mismo Joaquín quien le dijo que no paraba de mandar aquellos mensajes, aun cuando el castaño ya ha bloqueado dos números de teléfono.

—No entiendo por qué está de insistente— comenta Emilio observando con detalle como Joaquín coloca unguento en sus cicatrices —. Es molesto, si ya te había rechazado ¿qué tiene que andar buscandote?

—Yo tampoco lo sé— forma una mueca mirando al rizado a través del espejo —. Ya bloquee dos números de él, y ahora sigue con lo mismo, pero desde un nuevo número. Creo que lo mejor será cambiar de número yo.

—No se me hace justo que te incomode de esa manera— reniega Emilio —. El imbécil no supo aprovechar la oportunidad que se le presentó de estar contigo, te dejó de lado, amor. ¿Qué carajo quiere ahora?, ¿Un alivio para la soledad que él solo se buscó?

—Amor— susurra Joaquín con una sonrisa —. Calma, ya no me interesa que me haya dejado de lado o que me haya llamado fenómeno— explica deteniendo por un momento lo que estaba haciendo para acercarse al rizado —. Ahora soy feliz contigo y si él no hubiera hecho lo que hizo, probablemente, tú y yo no estariamos juntos. Es parte de nuestra historia. Gracias a que me rechazó, tú fuiste por mi y eso nos alentó para confesarnos que nos amamos. Ambos sabemos que él es un idiota, además, dentro de muy, muy poco, me casaré con el amor de mi vida y todo lo demás quedará atrás.

—Bueno, si, tu prometido es más guapo que ese tal Marco— menciona Emilio haciendo reir a Joaquín.

—Claro que si, es mucho más guapo y sexy que él— continua el juego —. Además, tiene más dinero.

—Y sigues con eso.

Ambos comienzan a reir, un pequeño chiste entre ellos que ambos adoran usar en cualquier momento. Lo importante es que los dos son concientes de que aquello es sólo eso, una broma.

—Te amo— susurra el castaño sobre los labios de su esposo.

—Te amo más, bebé.

Joaquín sonríe y deposita repetidos besitos sobre los labios de Emilio. El rizado, claramente, no le niega ni uno sólo y se deja besar cada centimetro de sus labios y de su rostro.
Joaquín sonríe al sentir las manos de Emilio sobre su cintura y más cuando el rizado comienza a dejar pequeñas caricias sobre esta, con mucho cuidado de no quitar el unguento que recién se acaba de poner.

—Ven, dejame ponerte unas cremitas para cuidar tu carita— habla Joaquín acercando a Emilio al tocador —. Ya no te estreses con eso, te vas a hacer viejito muy rápido.

—¿Ya no me querrías si me pongo viejito?— cuestiona con un falso puchero a la vez que guía al castaño a sentarse sobre su regazo.

Nopi, ya no— bromea Joaquín —. Las personas ahora en serio creeran que me case contigo por tu dinero y que eres mi sugar daddy o algo parecido.

Emilio suelta una fuerte carcajada ante aquella lógica. Jamás se había puesto a pensar en eso.

»Es mejor ir envejeciendo juntitos— continua Joaquín comenzando a poner crema en el rostro de Emilio —. Así, cuando nos vean juntos, verán a una pareja que se casó por amor y que son exitosos juntos, y que no sólo estoy esperando a que el viejito se muera para quedarme con su dinero.

Emilio suelta una carcajada ante el comentario de Joaquín. De verdad que él no se había puesto a pensar en nada de eso y jamás entenderá como es que Joaquín logra sacar aquellas ideas tan locas. Ideas que lo hacen reír hasta llorar.

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