aquel hombre entró con la cabeza gacha, cerrando con el pie la puerta del salón VIP, camille vió su vida pasar por sus ojos al verlo. tomó con brusquedad el brazo que tenía su acompañante en la mesa. — no dejes que se me acerque — tartamudeó mientras temblaba y su piel palidecia. — ¿qué pasa camille? estas fría. — se preocupó.
el mesero subió la mirada y la cruzó con la de la chica la cual palidecia del miedo, dejó la bandeja de comida en una mesa decorativa y caminó hacia ella — oh... c-camille, ¿q-que haces aquí? ¿quién es él?... ¿v-viniste a v-verme, mi amada? — dijo acercandose a paso lento. camille empezó a sollozar, no emitía ningún ruido, solo brotaban lágrimas de sus ojos. marco la miró y vió que aquel estaba cada vez más cerca, no sabía que hacer; veia la desesperación en la cara de la chica. — llama a seguridad, yo me encargo mientras — la fémina hizo caso y empezó a marcar el número de su guardaespaldas.
cuando el mesero estaba a centímetros de camille, marco se abalanzó hacía el sujeto tirandolo al suelo. — ¿¡POR QUÉ TE INTERPONES ENTRE NUESTEO AMOR!? — gritó aquel. — ¿¡ME ESTÁS ENGAÑANDO CON ÉL CAMILLE!?, ¡VOY A TENER QUE CASTIGARTE ESTA NOCHE! — siguió gritando, camille sollozaba aún más mientras llamaba a sus guardaespaldas que estaban fuera del restaurante.
de un momento a otro los gritos cesaron, para después escuchar un grito desgarrador por parte del mesero. — ¿¡que le hiciste!? — preguntó camille exaltada. — tranquila, tranquila; solo le disloque el brazo, cuando llegue seguridad lo volveré a la normalidad — habló tranquilo, sabía que eso causaba dolor más no daños muy graves. un momento después entró seguridad, y en un instante marco devolvió su hombro a su lugar correspondiente.
los guardaespaldas se lo llevaron, y camille con marco iban detrás camino a la policía, el tipo ya tenía una orden de alejamiento hacia camille, y esta era la segunda vez que la incumplia. — oye, camille; ¿quién es él? — preguntó con precaución. camille quién con su mirada perdida miraba a la nada y su maquillaje corrido empezó a hablar. — hace unos años, cuando tenía 15 se acostumbraba mucho usar telegram, y pues sabes que mi padre es director de cine, así que he tenido de vez en cuando pequeños papeles en sus películas; un día se me dió por buscar mi nombre en telegram... me apareció un grupo llamado "¿que haríamos con camille borbón?"; cuando entré, ví que era un grupo de alrededor de cincuenta hombres o chicos, no lo sé, que hablaban de cómo me secuestrarian o drogarian para violarme... y hacer infinidad de cosas más conmigo... — camille empezó a sollozar de nuevo, marco miraba el camino mientras apretaba cada vez más el volante. a pesar de los sollozos camille prosiguió — no se lo dije a mis padres, de todas formas lo único que hubieran hecho es colocarme más seguridad y listo. una vez; bailé el lago de los cisnes en un gran teatro, al salir; en un descuido, unos hombres me subieron a una camioneta... empezaron a hablar t-tan explicitamente sobre las cosas que me harían... — rompió en llanto. marco sentía la sangre arder dentro de él — ¿eso apagó su mirada? — se preguntó. — gracias al cielo nada pasó, corrí con la suerte de que la policía los paró por adelantar en vía no debida, revisaron el maletero por rutina y me encontraron — forzó una sonrisa al final — wow camille, la pasaste muy mal... — murmuró limpiando sus mejillas. — tranquilo — murmuró.
al llegar a la comisaría dieron todos los detalles y encerraron al hombre al instante ya que en el juicio pasado se estableció la orden de alejamiento e incumplirla lo llevaría a la cárcel. además de que descubrieron que el no trabajaba ahí, hackeo el celular de camille y escuchó aquella llamada, lo que lo llevo a infiltrarse en el restaurante. marco habló su gran molestia con el dueño del lugar, pero no llegó a mayores. no lo hizo porque el dueño aceptó pacíficamente cerrar ese local después de la amenaza de marco.
— la cita se arruinó... por mi culpa... — habló camille triste al entrar otra vez al auto. — claro que no camille, la única culpa la tiene ese hijo de puta — la tranquilizó. — vamos a mi casa — propuso marco. camille se puso roja al instante — n-no me refiero a eso, podríamos ver películas y pedir pizza — volvió a hablar nervioso. camille río. — está bien, vamos — asintió con una sonrisa.
condujeron en un silencio nada incómodo, ya era un poco común aquellos silencios entre ellos, al rededor de unos diez minutos marco rompió el silencio. — llegamos. — dijo entrando por un gran portón. — vives solo, ¿no? — preguntó camille. — si, mis padres están en italia. — dijo estacionandose.
camille iba abrir su puerta para bajar pero marco la interrumpió. — ni lo intentes — dijo para abrir rápidamente su puerta y dar la vuelta para abrir la de ella. camille río ante ello. — gracias marco — sonrió. — ¿por qué? — le preguntó el mayor. — por ser tú — le respondió, marco se quedó callado, por fin la vió, la mirada de bea. se sintió mal por solo usar a camille para ver a su hermana. era egoísta y lo sabía; pero si camille se sentía bien cerca de él y con eso el podía seguir pensando que pasaba tiempo con bea lo era todo.
— entremos camille — le dijo tomándola de la mano, ella lo siguió. — llama la pizzeria que quieras y pide lo que quieras. yo me encargaré de organizar la sala de cine... ¿qué quieres ver? — preguntó — ¡está bien! y no lo sé... una de terror puede ser. — sonrió, el asintió, río y se fue hacia otra sala. ella se quedó en la sala llamando a su pizzeria favorita.
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dependencia
Teen Fiction¿una persona vacía y una rota podrían salir adelante juntos o solo se lastimarian aún más?