21. MAYO (Primavera)

22 4 1
                                    

KIHYUN

Retrocedí un par de pasos para contemplar mejor la obra casi acabada. La luz del atardecer entraba en el estudio e iluminaba el lienzo lleno de trazos de tonos fríos y distantes, tal como Scarlett me había pedido. Estaba contento porque lo había hecho.
Ahí tenía la prueba de que podía conseguir algo que me propusiese y sentí una extraña satisfacción antes de empezar a limpiar los pinceles.

Hyungwon entró en el estudio. Miró el cuadro.
-¿Qué te parece? -pregunté.

-Me gusta. -Me mintió, lo noté en sus ojos.

Intenté ignorar que me dolía no verlo tan entusiasmado como esperaba. Nunca me había importado tanto gustar o no gustar a alguien, nunca me había sentido tan expuesto, tan vulnerable y tan débil, pero era como si con cada cuadro me abriese más y más, de forma que cualquiera podía ver a través de mi piel hasta los huesos.
El dilema era que no podía pararlo ni quería dar marcha atrás. Me aterrorizaba la idea de correr otra vez a los brazos de Hyungwon como había hecho cuando perdí a mis padres y necesité aferrarme a él para que me salvase. Le estaba agradecido por ello, le estaría agradecido el resto de mi vida, pero tenía que aprender a abrazarme a mí mismo antes de terminar entre los brazos de otra persona y rogarle que cogiésemos el próximo avión para marcharnos de allí. Tenía la sensación de que París me regalaba cierta independencia, lejos de todo lo que conocía, como si fuese un nuevo comienzo.

Hyungwon puso un disco de vinilo y se acercó hacia mí cantando y haciendo el tonto mientras sonaba All you need is love. Terminé riéndome y aceptando su mano cuando quiso bailar, hasta que, entre besos, risas y cosquillas, acabamos sobre el suelo de madera del estudio, jadeando y mirándonos divertidos.

-Estás chiflado -susurré.

-Y comparto esa tara contigo.

Se tumbó sobre mí y me sujetó las manos por encima de la cabeza. Yo arqueé la espalda buscándolo, pero él se despegó un poco y sus labios rozaron los míos en una caricia tan suave que apenas era un beso. Se relamió al apartarse y el gesto me resultó tan erótico que estuve a punto de ponerme a suplicar para que no tardase mucho en desnudarme.

-Quiero saber algo -murmuró-. Eso que dijiste la primera noche que nos besamos, lo de que ya no pensabas en el amor como en algo idílico, ¿aún lo crees?

-No, pero sí pienso que es distinto.

-¿Mejor o peor? -insistió.

-Mejor. Más humano.

-Quieres decir ¿con más errores?

-Algo así -sonreí, porque me gustaba que nos entendiésemos; ojalá fuese así con todo lo demás, pero, claro, era imposible si ni siquiera yo me entendía-. Ahora creo que el amor es más intenso, más real, pero también tiene sus partes amargas.
Nada es perfecto. La perfección no sería tan adictiva.

-Así que soy adictivo...

Sonreí y le mordí la boca antes de empezar a quitarle por la cabeza la camiseta.
Entonces me asaltó el recuerdo de verlo a todas horas descalzo y vestido solo con bañador, y eché de menos ese gesto despreocupado que hacía tiempo que no veía en su rostro. Pensé que, si tuviese que dibujarlo, ya no recordaría los matices exactos, pero en lugar de intentar rescatar lo poco que quedaba de mi memoria, aparté lejos la imagen, la enterré como enterré los dedos en la piel desnuda de su espalda mientras sentía cómo se deslizaba dentro de mí, acoplándose a mis caderas antes de alejarse para hundirse más fuerte y más duro hasta alcanzar la cima con un gemido que se perdió en su boca.

Nos quedamos abrazados y llenos del momento. Sus manos se deslizaron por mis mejillas con suavidad, como si estuviesen enmarcando mi rostro, como si intentasen crear un cuadro en vivo. Aún tenía la garganta seca cuando hablé:
-¿Qué harías si tuvieses que dibujarme?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 06 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Lo que somos 2° Parte // HyungKi (Ad3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora