CAPITULO 10
Como la señora Ruth prometió el día de mi llegada a la finca Barác, se encargaron de llevarme a conocer Alba. Dedicamos días enteros en recorrer la ciudad, quería ver todos los rincones de ella. Las calles como en Genova, parecían un laberinto en donde si no tenías cuidado podías perderte, las casas eran tan pintorescas con sus balcones llenos de macetas con diferentes tipos de flores, tenía tantos colores que parecía que caminabas en un arcoíris lo cual la hacía tan diferente a la gris apariencia de las casonas de América. Por cualquier lugar que miraras había árboles frutales, la brisa del mar llegaba a cada rincón, podías ver gaviotas volando en lo alto del cielo. Si existía el paraíso seguramente era igual a este.
La comida era siempre exquisita, y los postres, que por cierto eran mi debilidad, no se quedaban atrás. Me sentía tan cómoda en esta ciudad, que, de no ser por la historia de Ruth, podría haber jurado que aquí nadie conocía la infelicidad.
La gente te saludaba siempre con una sonrisa y no perdían oportunidad de acercarse a nosotros curiosos por mi presencia, era como si todos se conocieran entre sí y eso me hacía sentir como si fueran una gran familia, y bueno muchos de ellos si lo eran.
El tiempo parecía volar en Alba, me sentía cada vez más cercana a Kat, había logrado que confiara en mí, aunque yo me reservaba mi trágica historia de amor, ella sentía mucha curiosidad.
Candy, no me creo que jamás hayas tenido un pretendiente, con lo hermosa que eres y agradable, cuéntame por favor- me dijo una tarde en el pórtico mientras mirábamos hacia al jardín.
Querida Kat, no es que nadie me haya pretendido, es solo que a veces la vida nos juega malas pasadas, y la verdad es que no son historias agradables, te prometo que algún día te contaré todo, no quiero empañar tu idea del amor, eres tan joven y me recuerdas a mí en otras épocas- le sonreí.
No puedo creer que alguien se haya atrevido a romper tu gran corazón, seguramente es un idiota, debe serlo al dejarte ir- estaba evidentemente molesta.
Bueno, no hablemos de cosas tristes, mejor cuéntame, ¿hay alguien especial en tu vida?- trate de sonsacarle una respuesta.
Mmmm no es justo Candy, tú no me cuentas nada y yo no puedo evitarlo, hay alguien, pero no creo que Luca lo apruebe, aún no se lo he dicho- miro hacia atrás para cerciorarse que no hubiera alguna persona escuchando- creo que estoy enamorada.
Solo alcance a sonreírle, la verdad no era la mejor persona en este momento para darle un consejo de amor, además consideraba que era un amor inocente, tal y como el que yo había vivido.
Un beso, un solo beso fue lo que tuve de Terry y eso alcanzaba para que él estuviera dentro de mi corazón, tal y como Ruth había dicho, pero parecía que no solo tenía un cajón en mi corazón, si uno una cómoda completa. Él debía estar ya casado en estos momentos, viviendo una vida de pareja con Lu, sin pensar en mi o en ese beso que termino en desastre. Pero a tan corta edad que podía esperar que pasara, no supe como reaccionar, siempre me habían dicho que era incorrecto sentir, que era incorrecto dejar que un chico me besara, aunque lo deseara, y ahora no podía echar atrás el tiempo.
Ahora solo me quedaba despertar cada madrugada con ese beso en mis recuerdos y no en mis labios.
Pero yo ya no era esa niña, ahora era una mujer, una mujer que necesitaba dejar de vivir bajo las reglas y normas que la sociedad impone, ¿a donde me había llevado el hacer siempre lo que se suponía?, ¿quién decidía lo que es correcto e incorrecto para mí?.
Esa noche parada junto a Kat decidí que nunca más volvería a cometer el mismo error, que sí Dios me daba la oportunidad de volver a amar lo haría sin importarme nada ni nadie. Que seguiría mi corazón y mis instintos, porque, si bien sabía que el precio del amor tarde o temprano era el de sufrir, al menos valdría la pena y tendría algo más que mis fantasías, tendría recuerdos de algo que sí viví. Y ese precio si estaba dispuesta a pagarlo.
Puedo acompañarlas señoritas- se escucho la voz de Luca acercándose.
¡Luca!- grito Kat corriendo hacia él y colgándose de su cuello para que él la cargara como si fuera una pequeña, me asombro la facilidad con que la levanto como si ella no pesara ni un kilo- ¿dónde has estado, hace días que no te vemos?- y era cierto, al menos yo no lo había vuelto a ver desde aquel día en la alberca, inmediatamente me puso roja.
Pequeña Kat, tuve que salir rumbo a Roma, tenía entregas de vino y aproveche para ver a Lola y Lucrecia- volteo a verme y me sonrió, como si ambos compartiéramos un secreto, y claro que lo hacíamos- pero ya estoy en casa y espero poder quedarme una temporada, quiero visitar mañana los viñedos. ¿quieren venir?- nos pregunto.
Claro que iremos, ¿no es verdad Candy?- suplico
Sí, si muchas gracias- mi corazón estaba desembocado.
Me levanté muy temprano por la mañana, como siempre, y empecé a buscar que ropa me pondría para ir a los viñedos con Kat y Luca, tome un vestido de lino azul cielo largo sin mangas, unas sandalias y me hice dos trenzas sueltas, con algunos rizos cayendo por mi frente, me mire una última vez en el espejo y salí directo hacia la cocina, donde seguramente ya me estaban esperando.
Luca y Kat, estaban ya desayunando cuando llegue-Buenos días- y ambos me miraron sin decir una palabra.
María me daba la espalda preparando los desayunos, se giró y me miro igual que ellos, ¿Qué pasaba acaso tenía algo en mi rostro?, pero la que se animo a decir algo fue Kat.
Querida Candy, te ves hermosa, pero no creo que sea lo adecuado para ir a los viñedos, veras los caminos son de tierra, algunas partes tienen charcos, o lodo, ya que se riegan y tu asombroso vestido podría quedar arruinado- se levantaba mientras me hablaba y mire su atuendo, tenía toda la razón, ella llevaba puesto un pantalón café con botas y una camisa de manga larga. Luca parecía divertido con la situación, sonreía mientras tomaba su café.
Bueno chicas, les sugiero que se apuren si quieren ir conmigo- dijo mientras le guiñaba el ojo a María.
Corrimos por las escaleras y en el camino nos encontramos a los gemelos.
¿qué pasa por que corren?- Fabrizzio corrió con nosotras escaleras arriba.
Necesitamos un atuendo adecuado para Candy, Luca nos llevara a los viñedos, nos espera.
Yo tengo un overol- Fabrizio lo disfrutaba- si lo quieres.
Claro que si, Candy es perfecto, tengo la camisa que necesitas para eso.
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inmensamente feliz
FanfictionCandy estaba segura que el amor de Terry era incondiconal, pero ¿lo era?. Los derechos de los personajes de la serie Candy Candy son de su autora Nagita Keiko.