Tweek estaba confundido. No sabía por qué no era capaz de atraer a las chicas de su clase. Se sentía rechazado por ellas y aquello le molestaba. Ya que por fin estaba en primer año se había comprometido a ser más valiente, vencer su timidez de ratón y salir con una chica, o al menos lograr que una le haga caso. Pero fue más difícil de lo que pensó. Cada vez que intentaba acercársele a una, ellas le rehuían de alguna forma u otra. Butters le dijo que probablemente sean tímidas. Tweek creyó imposible la existencia de una persona incluso más tímida que él mismo.
—¿Qué opinas de Nicole?— le preguntó su amigo rubio.
—No lo sé, Butters. No me provocan ganas de besarla realmente.
—¿Qué hay de Bebe?
Tweek negó. Bebe, vaya que era muy bonita, siempre escuchaba comentarios de sus compañeros sobre lo hermosa que era. Tenía que admitir que era la chica de su clase más desarrollada, sin embargo, a Tweek le daba igual. Eso le desesperaba por completo. Tweek en serio quería sentir algo, cualquier cosa, por una chica.
—¿Annie?— insistió Butters.
Creía que Annie era realmente simpática, ese cabello rubio y ruloso hacía que la mayoría de los chicos se volviesen locos, pero Tweek tampoco sintió lo que se supone que debería sentir cuando te gusta alguien. No quería besarla. Pero no lo dijo en voz alta.
—Sí, creo que intentaré con ella— no quería quedarse sin opciones.
—De acuerdo, ahí viene con sus amigas, ve y yo te espero aquí— prometió Butters como buen mejor amigo.
Tweek tragó y se paró. Poco a poco se alejó de la mesa en la que se encontraba hasta acercarse a la rubia, quien casi inmediatamente le prestó atención. Tweek rogaba mentalmente que no volviese a suceder lo mismo que sucedió con las demás.
—Hola Annie— saludó con una sonrisa amable.
Ella sonrió sin muchas ganas, dejando que sus amigas se adelantaran a tomar una mesa de la cafetería.
—Eh... - era ahora o nunca— ¿Me preguntaba si hoy querrías hacer algo?
—Mh no lo sé, Tweek.
—Podríamos ir al parque o...
—Verás, no estoy realmente interesada en eso.
—¿En qué estás interesada?— preguntó quizás un poco desesperado.
—Ir al centro comercial... ya sabes, ese tipo de cosas.
Tweek asintió desesperanzado. La última vez que se ofreció acompañar a una chica al centro comercial, quedó en ridículo cuando le contestaron que un chico no tenía la paciencia suficiente. Aunque sabía que era mentira y que Tweek amaba ir de compras con Butters, no le refutó. Le sonrió una vez más a Annie antes de que ella les diese el encuentro a sus amigas.
—¿Y?— Butters estaba curioso.
Tweek negó. Miró fijamente lo que quedaba de su sándwich de pollo. Ojalá fuese gay como Butters. Su amigo no parecía preocuparse por nada y las chicas no le interesaban en absoluto, por lo tanto, no tenía problemas como los que tenía Tweek, quien al igual que Butters, las chicas no le despertaban interés alguno, pero él realmente quería intentarlo. Observó al de ojos azules y suspiró. Pero Butters había girado la cabeza para mirar mal al grupo de Annie. Todas estaban riéndose. Tweek se encorvó un poco tratando pobremente de ocultarse.
—No les hagas caso— dijo Butters.
—Ni siquiera entiendo por qué.
—Ya sabes, algunos chicos creen que eres gay por juntarte conmigo. Y las chicas piensan que eres una persona bisexual muy rara— Butters no parecía afectado por lo que acababa de decir.
—Es como si les diese asco.
—Dudo mucho que sea eso Tweek, eres muy guapo— le aseguró Butters.
Tweek sonrió. Siempre lo hacía cuando Butters le hacía cumplidos. Aunque últimamente dudaba si el rubio le decía aquello solo por hacerle sonreír o porque era verdad.
—¿Sabes? A veces las chicas pueden ser muy crueles— anunció Butters, y a Tweek se le quedó grabado aquello.
Cuando llegó al apartamento, Helen todavía estaba cambiándose. Por la forma en que su madre actuaba demasiado apresurada, supo que estaba nuevamente tarde para el trabajo. Se despidió de ella y comió algún bocadillo lentamente mientras pensaba. Tomó después algunos cuadernos y comenzó a estudiar. Algunas materias le resultaban muy fáciles a Tweek, como lo era la Historia y Literatura, por otro lado, las matemáticas... Cerró su cuaderno frustrado. Era increíble lo tonto que se consideraba a sí mismo porque no podía resolver un condenado ejercicio de la tarea.
Revisó la hora. No. Todavía muy temprano para él. Prendió la televisión. Revisó nuevamente el reloj. A esta hora él ya debería haber regresado de su entrenamiento, pero quizás esté estudiando. Siguió mirando la televisión. Finalmente, el reloj dio las seis de la tarde. Craig le había contado una vez que a esa hora no tenía nada que hacer. Tweek sabía que Craig era un chico muy organizado, así que le creyó. Desde ese momento, casi la mayoría de los días bajaba al apartamento de Craig.
Así que tomó su cuaderno, las llaves, el celular y cerró la puerta.
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I wanna be with you |Creek|
FanfictionCon tan solo catorce años, Tweek cree firmemente que no hay persona más grandiosa que Craig. Él lo puede hacer de todo. Desde jugar magníficamente fútbol, hasta resolver ejercicios realmente difíciles de matemática en tiempos récord. Pero a Craig ve...