Capítulo Veinte

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¿Qué cosas son las que León no me contó? Según yo, él me había platicado toda su historia desde lo profundo de su corazón aquel día de nuestro aniversario de nuestro primer mes de novios. Esto me hace pensar en que tal vez me haya podido esconder más cosas…

– Soy todo oídos – le digo a Martín, él comienza a contarme su lado de la moneda.

– Supongo que ya sabes que León y yo nos conocimos desde que éramos niños. Yo le empecé a hablar porque veía que le hacían bullying por su tono de piel y por su forma de ser, lo defendía; en el fondo me sentía atraído por él, pero como era un niño no lo aceptaba. Pasó el tiempo y lo fui conociendo, me contó de su familia y lo que le pasaba, yo solo sentía mucha lástima por su historia y trataba de hacerlo sonreír cuando estábamos juntos, después pasó lo de la discusión con su padre y la…

– ¿La cicatriz en su espalda? – le pregunto, se ve que tiene problemas para mencionar eso.

– Si, eso. Después de todo, él tardó en reponerse pero poco a poco lo hizo, al menos en presencia de los demás él procuraba estar sonriendo siempre pero cuando estaba a solas conmigo me mostraba su lado vulnerable. Conforme me hice adolescente me fui enamorando perdidamente de él, sentía la necesidad de protegerlo, de hacerlo sentir querido en este mundo, luego pasó lo de su prima y… –  dejó de hablar, como si se le hiciera un nudo en la garganta.

– Conozco esa historia también, no tienes que mencionar esa parte si no puedes hacerlo – le digo, para ayudarlo un poco.

– Gracias. Todo eso fue muy doloroso para él, y para mí era doloroso verlo sufrir, por lo de su prima, su madre, los recuerdos de su padre; apenas era un niño, y yo muchas veces me sentía impotente por no poder ayudarlo como él lo necesitaba.

Martín hace una pausa para soltar unas cuantas lágrimas. Jamás lo había visto en ese estado.

– No tienes que contarme esto Martín, en serio – le digo.

– Debo hacerlo Armando, León solo me contaba las cosas importantes de su vida, todo lo que le sucedió, pero jamás profundizó en sus sentimientos, se cerraba conmigo al grado de que solo me contaba las cosas y me pedía no hablar nada al respecto, solo quería que lo ayudara a sentirse bien. Nunca supe como se hizo esa cicatriz en la espalda con detalle, solo sé que su padre lo causó, hasta hoy me enteré de ese lugar secreto a donde él iba seguido solo, nunca me llevó ahí, y sé que a ti sí…

Está hablando del lago y el árbol, recuerdo que León me dijo que Martín no sabía todo al cien, y que él no lo hacía sentir del todo bien. Es feo saber los dos lados de la historia.

– Algo así me contó él.

– Como sea. Cuando él se hizo mayor de edad lo ayudé a conseguir trabajo y a independizarse. A veces iba por él a su casa porque no quería levantarse, por lo deprimido que se sentía y yo hacía lo mejor para darle motivación. En ese entonces yo ya me había aceptado como una persona bisexual, y él como un chico gay, para este punto mi sentimientos hacia él eran demasiado, tanto que deje ir muchas oportunidades tanto laborales como amorosas por él. Llegó el punto en que me atreví a confesarle todo y, para mi desgracia, nos hicimos novios. Sentía la indiferencia de León pero mi amor por él me tenía ciego, tuve la oportunidad de estudiar fuera del país, así como tú la tienes, solo que yo la rechacé.

– ¿La rechazaste por él? – le pregunté.

– Así es, por él lo hice; me quedé aquí por él, deje ir muchas cosas por él. Le presenté a mis amigos e hice todo lo que pude para ayudarlo a estar bien, pero no lograba nada. Sentía que todos mis esfuerzos y el amor que le estaba dando eran en vano, nunca me sentí suficiente para él, hasta que un día supe que era cierto todo lo que yo sentía…

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