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Aquella mañana me levanté con una resaca del copón, tenía vagos recuerdos de todo lo acontecido. Las palabras de Teo sí que me martilleaban la cabeza como un golpe continúo y sin descanso alguno. No sabía cómo sentirme al respecto.

Me moví dentro del gran edredón y me giré hacia el otro lado, la cama de Christy estaba impecable, podría decirse que estaba igual que cuando nos fuimos ayer. Hoy teníamos clase, algo con lo que no estaba de acuerdo.

Las palabras de Teo me daban escalofríos cada vez que las pensaba, nos conocíamos desde que nacimos y de todas las emociones que él podía haberme provocado (y que me provocó en un pasado), el miedo no entraba en mi mente.

No recordaba que pasó después de aquel cuarto con aroma a sandía y cerveza, rodeados de cajas y trastos. Solo lo último que me dijo Teo, no creo poder olvidarlo.

Agarré la botella de agua y acto seguido me metí un analgésico para el dolor de cabeza, ya que no podía permitirme faltar a clase y tenía que ir estuviera con o sin resaca. A fin de cuentas, era culpa mía haber bebido ayer, por lo tanto, cada acto tenía su consecuencia.

Después de haberme dado una ducha que esperaba que me regenerara las energías (no fue así, pero se intentó), me metí en unos vaqueros grises y ajustados, una sudadera con capucha blanca y unas Converse. No estaba para pensar en nada más que no fuera volver a meterme en aquella cama, no era mejor que la mía, pero no se dormía del todo mal. Spoiler: debía ir a clase igual porque me habían dado una beca para estudiar aquí.

Me sequé el pelo porque no tenía ganas de que la sudadera blanca fuera azul de golpe, puesto que aun goteaba la mascarilla que me puse antes de venir.

Tras colgarme la mochila y salir de la residencia, cerrando la puerta con llave. Encendí los cascos, sonando la música a todo volumen. Mi primer objetivo era ir la cafetería a por algo de desayunar, me rugía el estómago y el hecho de no recordar me estaba tocando bastante los cojones.

No vuelvo a beber más.

Vas a convertirte en Pinocho.

Compré un café ya hecho y un sándwich vegetal, me gustaba este clima porque podía ir en sudadera. Aunque luego igual tendría calor y acabaría en manga corta. Salí fuera a sentarme en un banco para desayunar con calma, la música no cesó en ningún momento así que me permití coger aire y expulsarlo. Un proceso que aprendí con el tiempo, todo estaba calmado...

Llamada entrante: mamá.

―Hola mamá ―dije descolgando, aunque la escuchara por los cascos, las videollamadas no eran de mis favoritas.

Aquí eran las ocho y pico de la mañana, pero en España eran las dos del mediodía. Supongo que estaban todos en casa comiendo con la excusa de reunirse para llamarme.

―Qué mala cara hace, seguro que esta ya ha salido ―comentaba mi padre mientras intentaba no reírse.

Habían colocado el móvil en alguno de aquellos artilugios que tenía mi madre para grabar contenido de TikTok e Instagram. Sobre todo, para este último. Podía ver a mis padres, a Alejandro y a Sofia.

―Vaya fama ―bufé.

Dejé el café y el bocadillo en el banco para poder liarme un cigarro, a sabiendas de que a ellos no les gustaba. Dejé el móvil en el regazo donde se me veía la barbilla y mis manos liando el cigarro.

―Lucía, por favor ―negaba mi madre―. Que tenemos una confianza, pero tampoco te líes el cigarro en nuestras narices.

―Es mejor el industrial, que te ahorras todo ese follón ―aportó mi padre, muy simpático él― ¡Leo! ―Exclamaba mi madre.

A TRAVÉS DEL MUNDO || BILOGÍA TIEMPO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora