PADRE ~NANAMI KENTO~ TERMINADA

༒CAPÍTULO 14༒

¡CAPÍTULO FUERTE! LEER CON DISCRECIÓN, SI NO DESEAN SEGUIR VAYAN HASTA EL ÚLTIMO SEPARADOR DONDE JUDITH TIENE UN CRUCIFIJO.

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JUDITH...

Me levanto del suelo temblando, las novicias se plantan frente a mí con sus miradas de desprecio difíciles de ignorar, pero lo intento continuando mi caminar y querido esconderme de ellas y de todos.

No me dejan, me empujan tomándome por sorpresa, choco con una novicia que también me vuelve a empujar y así sucesivamente tachándome de demonio.

-¡Traidora, pecadora! -Me empuja.

-¡Demonio asqueroso! -Me empuja.

-¡Perra inmunda! -Me empuja.

-¡Mojigata! -Me empuja.

Los choques duelen pero no tanto como las palabras que se entierran en mi pecho y que tras escucharlas repetidamente dejan de atascarse, y así mismo, de doler. Las había escuchado antes, esas mismas palabras que mi Madre decía cuando me culpaba por despertar el deseo de mi padre...

Mis fatídicas noches, de las cuales siempre quise escapar y del pasado que quise dejar atrás, pero que hasta ahora me persigue. Todo lo acontecido me dice que lo mejor sería morir, joderme ya sea en el infierno o en el limbo. Y con eso estaría feliz.

Harta de todo manoteo a una de ellas, antes me ayudaron y que juntas convivimos pero ahora me han dado la espada después de una lavada de cerebro.

-Sucia -Se acerca una, no aguanto y la empujo con furia mandándola al suelo.

-¡Suéltame!

-¡Zorra!

Gritan y me viran la cara de una cachetada que me arde tanto como el pecho lleno de ira, me giro enojada y le devuelvo el bofetón. Salgo caminando rápido no sé ha donde pero lejos de ellas. No dejan de empujarme y yo de manotearlas gritando que me suelten.

Es más que obvio que no voy a poder ir a la iglesia de nuevo.

-¡No huyas cobarde!

Me giro hirviendo de ira, un coraje reprimido que suelto y no me vasta con el puñete que le lanzo a la que me lo dijo.

Cae al piso y me mira embravecida.

-¿Rebeca?

-¡¡Cobarde, maldita!!, ¡Por tu culpa la desgracia sigue aquí!

-No digas mierdas...

Me giro para seguir caminando pero no me deja. ¿Qué fue lo que le dijeron?

-¡Por tu culpa me pasa lo que me pasa, si no hubieras estado husmeando en las noches, si no te hubieras dejado ver yo estaría feliz!

Se me viene encima haciéndome mirarla.

-No sabes lo que hicieron por tu culpa, ellas no lo ven... ¡¡PERO YO SÍ!!

La aparto. Despertó. Pero pese a la empatía que me acoge, decido ser egoísta.

-Que pena, pero ese ya no es mi problema.

Le dejo en claro para seguir caminando.

-¡¡Es tu culpa, maldita, por lo menos discúlpate que fueron tus errores los que me dañaron a mi!!

-¡Cállate de una vez! -No quiero llorar, pero la rabia es tanta que el miedo ha sido reemplazado y a este punto no me importa lo que me pase-... ¡¡Si te dañaron ese no es mi problema, es el tuyo, no me eches la culpa de lo que te pasa porque no me importa, déjame déjame paz y revuélcate en tu mierda que yo tengo las mías!! A este punto cada una tiene sus propias luchas como para fijarse en las de otros, en vez de culparme pon acción ¡Y déjame en paz!