﹒⌗﹒ 🌊﹒ᥣ᥆᥎ᥱ𝑟 | 𝑷𝒆𝒓𝒄𝒚 𝑱𝒂𝒄𝒌𝒔𝒐𝒏 ᡣ𐭩

⋆.˚ 00 𐙚Extra꒱ ᯓ★

Un extra muy corto porque no ando en casita. Pd: esto pasó "antes" del capítulo antiguo, antes de que Percy despertara ella también estaba dormida.

Dionisio camina junto Orlando por el campamento mestizo. Ambos discutían algo que, Winfred, escondida tras los arbustos, no podía escuchar.

—Es ella. La profecía, aunque Percy encuentre el rayo maestro, ella desatara una tormenta en el Olimpo. Por eso Zeus siempre ha intentado matarla. —decía Dionisio mientras su acompañante mantenía un semblante serio. —En su nacimiento la luz del hospital se fue.

—Pudo haber sido una falla técnica. —comentó el centauro negándose a que Winfred era la hija de la profecía.

—O pudo ser Zeus. Cuando se encontraba patinando en una pista con mucha gente y una línea de fuego se prendió por el obstáculo que ella iba a hacer.

—Algún niño travieso.

Dionisio suspiró.

—¿Por qué no crees?

—Afrodita ni siquiera la hubiera reclamado, para mantenerla lejos de todo esto.

Winfred caminaba detrás de los arbustos tratando de seguirles el paso, sin embargo, mientras trataba de no hacer ruido piso una rama llamando la tensión del Dios y de el Centauro. Orlando suspiró.

—Winfred sal de ahi.

La chica, quien se había agachado para no ser vista, se levantó y caminó hacia ellos.

—Yo... lamento haberlos espiado.

—¿Qué escuchaste? —preguntó Dionisio.

—Ah... a-algo sobre una profecía, no mucho, solo que un Dios ha estado intentando matarme toda mi vida... Ahora tiene lógica todas las veces que estuve en el hospital.

—¡Exacto! Eres parte de una profecía, algo que supera...

—Dionisio. —regañó el centauro.

—¡Eres hija de Afrodita!

—Afrodita se a escondido de mi toda mi vida. —alegó la rubia.

—Eres su hija. —continuó el Dios.

—Yo soy hija de Harry Abrams.

El centauro mantuvo su postura alta mientras miraba al Dios de una manera amenazante, que este ignoro.

—¿Quien es Harry Abrams?

—El único que se puede hacer llamar mi padre. —comentó con enojo hacia el Dios. —El se sacrificó para que yo llegara aquí a salvo.

—Eres hija de Afrodita. La hija de la profecía. —siguió el Dios.

Orlando golpeó la mesa frente a ellos, pues se encontraban en Mess Hall, asustando a la rubia.

—¡Basta! Vete de aquí Winfred.

Ante el sonoro ruido del golpe de la mesa y los ruidos de las gallinas y animales d ellas jaulas en las que iban, Winfred se despertó sobresaltada e ignorando las miradas de la semidiosa y el sátiro, se dirigió al fondo del camión a ver a los animales. P